Pobres ricos

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente LA MIRADA

OPINIÓN

Martina Miser

03 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Los ricos suelen tener mala fama. Ya desde la Biblia. «Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos», dicen que dijo Jesucristo a sus discípulos. El gran Balzac tampoco se quedó corto: «Detrás de toda gran fortuna hay un crimen escondido». Y, ahora, el malvado Gobierno social-comunista quiere que las grandes fortunas paguen un impuesto. Un alarmado y preocupado Mariano Rajoy afirmó que «resucitar de nuevo el viejo debate ricos-pobres es muy peligroso». Tiene razón: es muy viejo, desde que el mundo es mundo. A algunos llamar ricos a los ricos y pobres a los pobres les parece de mala educación, una obscenidad. Pero haberlos, haylos. Rajoy remachaba así su argumentación, en presencia de un mudo Felipe González: «Eso es populismo, ponemos a Perón y a Robin Hood en el Gobierno y ya hemos cuadrado el círculo». El expresidente ya escribió sendos artículos, en 1983, afirmando que los hijos «de buena estirpe» superan a los demás y rechazando «la falsedad de la afirmación de que todos los hombres son iguales». Cada uno en su sitio. Ya lo señaló George Orwell en Rebelión en la granja, «todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros». Claro que se trataba de una sátira del estalinismo. No seré yo quien ataque a los millonarios ni les aplique las máximas bíblica y de Balzac. Pero llama la atención que en tiempos como los actuales, cuando los ciudadanos de a pie sufren las consecuencias de la crisis y muchos no llegan a fin de mes, a los ricos les salgan tantos defensores e incluso para algunos mandatarios sea prioritario quitarles el impuesto de patrimonio. Pobres ricos, la que les está cayendo.