Sobre el transporte ferroviario de mercancías
OPINIÓN
En un escenario marcado por la emergencia climática, la crisis energética y la necesidad de disminuir los consumos en todos los procesos productivos, el transporte de mercancías por ferrocarril es fundamental para disminuir el consumo de energía y realizar un transporte más eficaz y eficiente.
En España el transporte interior de mercancías se realiza en un 95,7 % de sus toneladas-kilómetro por carretera. El transporte ferroviario de mercancías asume una cuota de mercado mínima, del 4,8 % en el 2019. Solo dos países europeos, Grecia e Irlanda, tenían una cuota modal de transporte ferroviario de mercancías menor que España. En los últimos años se han planificado e impulsado diversas medidas para incrementar la cuota del transporte ferroviario de mercancías en España, sin conseguir objetivos claros.
El Ministerio de Transportes elaboró, en mayo de este año, el documento «Mercancías 30». Analiza la situación del transporte ferroviario de mercancías, establece unos objetivos y determina una serie de acciones para lograr un incremento del mismo. Entre las acciones destaca la definición y puesta a disposición de los operadores de transporte de corredores para autopistas ferroviarias: son servicios intermodales que transportan en trenes camiones o sus semirremolques, que después recorren los últimos trayectos por carretera. Para que las infraestructuras ferroviarias admitan este tipo de transporte es necesario realizar ajustes y reformas que permitan la operación. El documento indicado determina los corredores prioritarios en los que se analizará la viabilidad de despliegue de las referidas autopistas. Ni Galicia ni el noroeste de la Península cuentan con corredores analizados en el documento.
Esta ausencia obliga a iniciar un camino de reclamaciones, peticiones y argumentaciones para conseguir una rectificación. Un camino que requerirá tiempo y energía y que, por desgracia para Galicia, no supone una novedad en relación con planificaciones ferroviarias anteriores. El 30 de abril de 1987 el Consejo de Ministros aprobó el Plan de Transporte Ferroviario, que solo contemplaba mejoras en el acceso a Galicia por la línea León-Monforte, obviando cualquier mejora en la red interior y estableciendo una velocidad comercial objetivo, para las conexiones de Vigo y A Coruña con Madrid, notablemente inferior a la prevista para la práctica totalidad de las capitales españolas. Algo similar ocurrió con la planificación de los corredores ferroviarios de mercancías diseñados por la Unión Europea: así, en el Reglamento UE nº 1316/2013, por el que se crea el mecanismo «conectar Europa», Galicia y todo el noroeste de la Península Ibérica quedaban excluidos de la red básica.
En ambos precedentes, el olvido inicial en la planificación fue subsanado con posterioridad y Galicia fue incluida en la planificación del AVE e incluidas sus conexiones portuarias en la red básica del corredor atlántico de mercancías. Sin embargo, aquel olvido ocasionó un retraso en el desarrollo de las infraestructuras de tal forma que el AVE llegó a Galicia, y únicamente a una de las grandes ciudades, casi 30 años después de la primera línea española; y el desarrollo del corredor atlántico, incluida su conexión noroeste, arrastra un retraso sustancial en relación con su homólogo mediterráneo.
Si el ministerio apuesta realmente por potenciar el transporte ferroviario de mercancías y tiene voluntad de evitar la repetición de las experiencias de las planificaciones pasadas, resulta imprescindible que reconozca el error y sitúe el corredor atlántico en pie de igualdad con el corredor mediterráneo. Solo así se demostrará una apuesta clara por el transporte ferroviario de mercancías y por una red equilibrada que contribuya a la cohesión y a la vertebración territorial.