El Presupuesto de la ilusión

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

Susana Vera | REUTERS

08 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Como en ese prestigioso despacho de abogados venezolano que reclama al cliente español el 30 % del litigio que defiende, para coimas, primas, peajes varios e imprevistos, en los Presupuestos Generales del Estado hay que dedicar un alto porcentaje de las cuentas a la ilusión y a la confianza. A la posibilidad. Es nuestro tributo. Porque todo se condiciona a lo que se espera que ocurra pero que podría no ocurrir.

Las nuevas cuentas han sido recibidas con las acusaciones habituales de electoralistas e insolidarias y pensadas para favorecer a unos castigar a otros. Un clásico. Pero dejando a un lado las ordinarias descalificaciones de quienes siguen el mismo camino en las que ellos manejan, y obviando que son las más sociales de la historia, como nos dijeron que lo eran todas desde la llegada de la democracia; las del 2023 abarcan el peor momento de nuestras vidas. Con todos los indicadores económicos negativos. Con una guerra cuyo final se desconoce. Con una inflación cuyo alcance también se desconoce. Con los precios de la energía en máximos y con la incertidumbre de saber si habrá o no cortes y racionamiento, e ignorando también si sufriremos una recesión y hasta dónde podría llegar.

Por eso en esta ocasión, más que nunca, las previsiones parecen difíciles de cumplir. La incertidumbre en la que nos desenvolvemos, no solo los españoles, que afectará al comportamiento de la economía, convierten los PGE en una absoluta incógnita. Es tan arriesgado asegurar que el incremento previsto de ingresos será del 7,7 % como lo es que el Banco de España haya rebajado las previsiones de crecimiento de nuestra economía en siete décimas.

Y es que parece que las élites de este país todavía no se han dado cuenta de lo que sabemos todos los demás mortales. Que atravesamos una situación excepcional de la que no vamos a salir con facilidad. Porque se desconoce el rumbo que tomará este mundo. Y en esta coyuntura, hablar de incremento de la recaudación o de gasto social es una quimera. Se habla desde la ilusión de que se cumplan. Y por eso hay que apartar, como exige el despacho de abogados venezolano, un 30 % del total de presupuestos para dedicar a la ilusión.