Ucrania y el futuro

Carlos G. Reigosa
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OPINIÓN

SPUTNIK | REUTERS

17 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Enfebrecido con la guerra en Ucrania, Vladimir Putin ha destituido a Alexander Chaiko, máximo jefe del Distrito Militar Oriental, quien, según el presidente ruso, no había cumplido las expectativas. Lo sustituyó por Serguéi Surovikin y aumentó el personal de las fuerzas armadas destinadas en el este de Ucrania (con zonas que hoy ya figuran como territorio «recuperado por Rusia»). No obstante, el Ministerio de Defensa británico ha manifestado que «es poco probable» que se produzca un «progreso sustancial» en la capacidad rusa de combate en la zona. 

Según la Inteligencia británica, «esto se debe a que Rusia ha perdido decenas de miles de soldados», y «solo ha podido reclutar a muy pocos militares contratados», porque los reclutas «técnicamente no están obligados a servir fuera de territorio ruso».

La OTAN ha informado de que realizará ejercicios con armas nucleares, tras la amenaza de Putin de usarlas en la guerra de Ucrania. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo al respecto que «Rusia sabe que una guerra nuclear no puede ganarse y no debería de librarse». No obstante, Stoltenberg ha ordenado que se lleven a cabo los ejercicios anuales de disuasión, ante las crecientes amenazas rusas en Ucrania.

Por otra parte, el presidente Putin también está intentando arrastrar a la guerra a su amigo el líder bielorruso Lukashenko, ya que su país limita al sur con Ucrania. Así se enmarañaría todavía más la madeja de las complicidades en la zona.

Mientras tanto, en Occidente todos repasan el artículo 5 de la OTAN, que especifica con claridad el acuerdo de las partes de que un ataque armado contra una de sus naciones «será considerado como un ataque dirigido contra todas ellas».

Y una cuestión más: ¿podemos estar también ante una crisis energética? Todo parece indicar que vienen tiempos duros y que es necesario proteger las infraestructuras de gas del Mediterráneo occidental, para reducir la dependencia de gas y petróleo. Lo cual llevará a replantear las relaciones con Arabia Saudí.

Porque la realidad es que no previmos que Rusia iba a atacar, ni que Ucrania resistiría del modo en que lo está haciendo. Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Política Exterior y de Seguridad, se ha convertido en un feroz autocrítico y ha manifestado que «la UE no vio venir la invasión de Ucrania y necesita adaptarse a un mundo nuevo. No previmos que Ucrania estaba lista para resistir con tanta ferocidad y éxito como lo está haciendo». Todo lo cual se resume en la necesidad de construir un futuro de acuerdos y de paz militar como alternativa a una guerra tan terrible como la que ya se ha visto en Bucha, Irpín, Járkov y otras zonas de Ucrania.