Hay carreras universitarias etiquetadas en función de sus salidas laborales. Que le pregunten a Paolo Vasile, consejero delegado de Mediaset España, cuál es la utilidad práctica de formarse en un terreno como el de la antropología y conocer a fondo los entresijos del ser humano. Vasile lleva 23 años en los altos despachos del grupo de comunicación por su visión para darle a una gran porción del público aquello que demanda y por hacer cuadrar con ello su triple fórmula mágica: gran audiencia, bajo coste y óptima facturación. Él quería el éxito, no la gloria. Por eso cargó a cuestas con la etiqueta de la llamada telebasura en una mano y la cuenta de resultados en la otra. «Yo miro a mi alrededor e intento ver qué quieren de mí. Aquí no estamos para educar a nadie», aseguró alguna vez. «Televisión de colores» llamó a su fábrica de telerrealidad y famosos a pie de calle, por oposición a la «televisión blanca» de Antena 3, que él consideraba insustancial y que hoy se está imponiendo.
Los nombres de los directivos de las cadenas no suelen ser mencionados en la pantalla, pero el de Vasile sí era invocado de vez en cuando como el demiurgo que movía los hilos del engranaje de Telecinco. La última fue Mariló Montero este lunes en su debut en Cuatro: «Lo que me diga Vasile, yo lo hago», dijo. Pocas horas después se anunció su adiós.