Las medidas llevadas a cabo esta semana por el Gobierno de coalición no resuelven la brutal carestía en las tarifas de la luz y el gas, fruto de mecanismos de fijación de precios impuestos por Bruselas desde hace décadas, pero no cabe duda de que representan nuevos pasos adelante positivos para los consumidores.
Nadie puede negar que este año pagaremos las facturas de la electricidad y el gas más caras de la historia. Pero tampoco que las iniciativas del Ejecutivo han paliado la situación, en unos casos para la totalidad de familias y en otros para las que menos recursos tienen.
A las bajadas del IVA, que ha pasado del 21 al 5%, y el tope al gas, que ha evitado que los incrementos en el recibo eléctrico fuesen aún mayores, ahora se suman dos medidas de calado.
Por un lado, los edificios de viviendas con calderas comunitarias podrán beneficiarse de una tarifa similar a la que pagan los consumidores acogidos a la regulada tarifa de último recurso (TUR) en lugar de los disparadísimos precios del mercado libre.
Por otro, en el bono social eléctrico los porcentajes de descuentos en la potencia y parte de la energía consumida volverán a aumentar, alcanzando ya el 65 % para los consumidores considerados vulnerables y el 80 % para los vulnerables severos. Además, el número de kilovatios hora objeto de estos descuentos también se verá incrementado, en función del número y características de los miembros de la unidad familiar.
También se crea un tercer tipo de bono social, destinado a familias con bajos ingresos pero no tanto como los que se exigían hasta la fecha para acceder a las otras dos modalidades —a excepción de las numerosas, que de forma un tanto contradictoria pueden solicitar el bono con descuentos del 65 % sea cual sea su nivel adquisitivo—. El Gobierno ha asegurado que el nuevo bono tiene 1,5 millones de beneficiarios potenciales. Eso sí, sin campañas de publicidad institucional potentes, la inmensa mayoría no lo solicitará, como viene ocurriendo con millones de familias que pueden acceder a las otras modalidades y no las piden porque desconocen su existencia o que cumplen los requisitos para hacerlo.
Desde Facua aportaremos nuestro granito de arena y en los próximos días pondremos en marcha una iniciativa para potenciar que los consumidores con derecho a él conozcan y pidan el bono social.
Al igual que hemos venido desarrollando acciones, a través de la difusión de estudios comparativos, para potenciar que las familias sepan que las tarifas de gas natural en el mercado libre representan el doble o el triple que las reguladas TUR. Acciones que han contribuido a la importante fuga de clientes del mercado libre al regulado que se está produciendo en los últimos meses, huyendo de precios disparados y de las tomaduras de pelo con las que las energéticas los captaron para que contrataran sus ofertas.