La vanguardia del desatino

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

Eduardo Parra | EUROPAPRESS

24 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Han parado la «ley trans». La mesa del Congreso otorgó luz verde el pasado martes, a petición de PSOE y PP, para extender el plazo de enmiendas. «Ley trans». Es un sintagma apropiado para una genialidad. Se han visto pocas agudezas similares a lo largo de nuestra democracia. Los científicos se echan las manos a la cabeza: las principales sociedades de salud mental, además de la de endocrinología, critican dicha ley con furor. Y las feministas de toda la vida, las que se han dejado la piel defendiendo a las mujeres, se preguntan cómo hemos llegado hasta aquí. Es muy fácil: el Gobierno de Sánchez se sostiene con socios espléndidos. Esplendor en la Moncloa, que es como Esplendor en la hierba, pero protagonizada por la ministra del ramo. Una eminencia. Han llegado a acusarla, las feministas, de traicionar a las mujeres y de no haber hecho nada por la igualdad, salvo retroceder en derechos (literalmente). Quizá no haya que tomarlo tan a pecho. A mí ya nada me sorprende de este Gobierno. Hace tiempo confiaba en Planas, Escrivá y Robles; los tres me han decepcionado. Los que no decepcionan son los ministros de Podemos, esos a los que el presidente del Gobierno no puede destituir. Está en sus manos. Y sus manos redactan las leyes. La «ley trans», por ejemplo.

Los países que han regulado el asunto que ahora mismo se dirime en España, están dando marcha atrás. Resulta que los científicos afirman que la disforma de género se supera, entre un 75 y un 90 % de los casos, una vez que se ha pasado la etapa adolescente. Qué importan los científicos. Lo relevante es aparecer en la vanguardia planetaria en cuanto a leyes formidables e ingeniosas. En descargo de la ministra hay que decir, y digo, que no somos los únicos en legislar el asunto «trans». Finlandia, Suecia, Australia y el Reino Unido también iniciaron sus respectivos procesos legislativos. Todos están rectificando. Más del 90 % de los adolescentes que se declaran «trans» sufren problemas subyacentes que no están tratados (desde depresión a diversos trastornos psiquiátricos) y todos, en esa etapa de la vida, descubren su sexualidad. Por eso los médicos piden prudencia. El PSOE y el PP, también. Por ello han retrasado su tramitación.

Quizá sea un disparate querer residir en la vanguardia cuando países en verdad vanguardistas, como Suecia, han dicho que los bloqueadores hormonales de la pubertad quedan prohibidos en menores de 18 años. Aquí basta con acudir al Registro en plena adolescencia, asegurar que te sientes hombre o mujer —habiendo nacido mujer u hombre— y adelante con el cambio de sexo. El feminismo se origina —para la excelsa ministra— en sentirte mujer, no en que lo seas. Han cambiado sexo por género. Por ello gritan «todas, todos y todes». Lo que digan los médicos, no interesa. Una ley genial. La vanguardia del desatino.