Ley trans: transaccionando

Pedro Armas
Pedro Armas A MEDIA VOZ

OPINIÓN

María Pedreda

02 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Ser trans es sentirse del sexo contrario, asemejándose al mismo mediante atuendo, comportamiento, tratamiento hormonal u operación quirúrgica. Transaccionar, en el ámbito parlamentario, es negociar enmiendas. Los trans no acaban de entender que la ley trans se retrase porque se pierda el tiempo transaccionando enmiendas.

Montero, escuchando a los más transgresores, tiene prisa; Sánchez, escuchando a las feministas de su partido, no tiene tanta. Antonelli, primera diputada trans, se va deprisa del Partido Socialista. Feijoo, que tiene prisa por ser presidente, avisa que derogará esa ley. Abascal se da prisa en avisar que presionará para cargarse todas las leyes de género. Una cosa es la prisa y otra la falta de tiempo.

Al final, los socialistas terminan por registrar enmiendas sobre la autodeterminación de género de los menores de edad. Un joven de 16-18 años podrá cambiar de sexo simplemente manifestándolo en un registro civil, sin testigos y sin informes clínicos sobre disforia, pues no sufre patología alguna, solo quiere cambiar de identidad sexual. Un joven de 14-16 años deberá contar con el permiso de sus progenitores. Un joven de 12-14 años necesitará autorización judicial.

Las leyes no han aprobarse para demostrar que los que gobiernan son más progres, sino para mejorar la vida de la gente. La ley trans, más allá de resolver problemas de identidad personal, tendrá consecuencias colaterales. Un par de ejemplos por reducción al absurdo. Un joven deportista que cambie de sexo podrá participar en competiciones de mujeres, formar parte de sus equipos y ducharse en sus vestuarios. Un joven opositor que cambie de sexo podrá participar en pruebas físicas selectivas diseñadas para el cupo femenino en ciertas oposiciones. Ahora bien, si más adelante decide revertir el cambio de sexo, tendrá que hacerlo mediante el dictamen de un juez. Dicen que es por seguridad jurídica, aunque tal vez sea, como decía Picasso, porque lleva tiempo llegar a ser joven.