El siempre eficaz negocio de la gran autopista gallega

OPINIÓN

Autopista del Atlántico, en el puente de Rande, uno de sus símbolos.
Autopista del Atlántico, en el puente de Rande, uno de sus símbolos. Óscar Vázquez

16 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En el tiempo en el que usted lee este artículo —un minuto y medio si lo hace a un ritmo reposado—, en la caja de la principal vía de comunicación de Galicia, la Autopista del Atlántico, habrán entrado unos 500 euros. En 90 segundos. Si usted tiene un bar, o una frutería, o una tienda de ropa, calcule el tiempo que tiene que emplear para llegar a esa cifra entre cafés, plátanos o una camiseta. 500 euros en 90 segundos por pasar por la cabina de la AP-9. De enero a junio facturó la autopista 80 millones, mucho más que antes de la pandemia.

El negocio de los 219 kilómetros que cortan Galicia de Ferrol a Tui no se detuvo ni con la gran crisis de hace una década, ni con el covid; entonces en lugar de 500 euros en minuto y medio serían 250, siguiendo el mismo ejemplo, por los cierres perimetrales y los confinamientos. Y apenas se resentirá ahora con la gratuidad de los trenes, esa bonificación que arrancó en septiembre y que se mantendrá durante todo el 2023.

Porque la autopista no tiene competencia en Galicia. Para acceder a los recunchos de este país y a unas horas concretas solo queda tirar del coche particular. La oferta de Renfe sigue siendo claramente mejorable en todo el eje atlántico, y la segunda alternativa, los buses públicos, no son competitivos en frecuencias y plazas. El despacho del pago de peajes, ya sin apenas personal en sus cabinas, es de una eficacia nada sorprendente.

Y si queda alguna duda, si el negocio renquea, siempre estará la bola extra, esa revisión del 1 de enero de la que tirar, la nueva tabla de precios que llega con la misma seguridad que las uvas de fin de año. Este 2023 arrancará con un incremento en los peajes del 9 %. Hagan ahora las cuentas: serán unos 550 euros en estos 90 segundos. La suma del (disparatado) IPC y un 1 % extra que desde hace tiempo se añade en la AP-9, una autopista sobradamente amortizada desde que se construyó hace casi cuatro décadas. Quienes hacen los números de esta autopista le dirán que desde hace más de un año el trayecto de vuelta es gratis, aunque quizá no le cuenten que para ello hay que disponer de un sistema electrónico de pago, y que ese descuento no es ningún regalo de sus gestores (fondos extranjeros, recuerden): lo pagamos todos con impuestos cada año.

Ahora usted, al final de este minuto y medio de lectura, si tiene una tienda o un bar, medite si este enero va a hacer también esa actualización de precios. O si le subirán el sueldo ese mismo 9 %.