Intolerable, sí; no le falta razón a Ana Pontón para calificar la actitud de la Xunta al mantener una campaña equívoca que muchas mujeres han interpretado como una forma de culpabilizar a las mujeres por las agresiones que sufren. Y no porque yo piense que esa era la intención de los promotores de la campaña, sino porque soy de las que creo que cuando una se equivoca, lo mejor es corregir.
Intolerable también la actitud de Mariló Montero, que apenas atendió a lo que decía Pontón y todo su interés se focalizó en plantear su propia posición de forma airada. Que a veces no son los políticos los que crean la polarización, sino también los conductores de los programas, y que si necesitas asomar la cabeza porque no corren tiempos para el protagonismo, tú lo buscas como puedes. Muy mal Mariló, y muy bien Ana, que, aunque desconcertada por lo que estaba pasando, tuvo la capacidad de no caer en la trampa; es otro BNG y se agradece.
Eso no quiere decir que esté de acuerdo con Pontón, ni mucho menos. En el márketing ha habido grandes errores y casi todos ellos provienen de lo que llamamos «gap perceptivo», esa diferencia de percepción que tenemos y que nos hace a unos ver la botella medio llena y a otros medio vacía. No hay más que recordar las campañas de Benetton interpretadas como racistas.
El problema del «gap perceptivo» es que tantas veces tiene carácter estratégico, de tal modo que elegimos intencionadamente la lectura que perjudica más al promotor del mensaje. Y es cierto que todas estamos un poco hartas de esta superioridad moral que hace que unas pocas, en nombre de un feminismo unívoco, nos den lecciones morales sobre cómo tenemos que interpretar cada mensaje, pero también es cierto que la política de nuestro tiempo se nutre de esto, y que quien está acusando al Gobierno de hacer leyes para sacar a los violadores de la cárcel no puede quejarse de que se le acuse de hacer anuncios que culpan a las mujeres de ser violadas. Porque las dos cosas responden a la misma táctica y son igualmente deplorables.
Intolerable, sí, la política y los medios de nuestro tiempo se han llenado de atributos intolerables porque al final ese momento viral de Mariló Montero la resucita, le devuelve el protagonismo perdido y, desgraciadamente, alimenta desde las vísceras la polarización que está destruyendo este país.
Pero Mariló sabe que si hay algo intolerable para un comunicador y para un político es la irrelevancia, y a veces hay que pagar un precio para superarla. Algo que debía aprender el BNG, que se ha hecho irrelevante en el Congreso de los Diputados no apoyando ninguno de los presupuestos del Gobierno que votó y marginándose del grupo de izquierda.
La política no es una elección entre el blanco y el negro, la política va de grises, va de oportunidades imperfectas, de sacar partido a las cosas cuando se tuercen, como hizo Ana Pontón; pero si no eres capaz de sacar partido a las oportunidades, como en el Congreso, mejor quedarse en casa.