¿Qué está pasando con el empleo?

José Romay Martínez EN LÍNEA

OPINIÓN

Carlos Luján | EUROPAPRESS

07 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En medio del Mundial de Catar, de la guerra de Ucrania y de las manifestaciones chinas, se cuelan también algunas noticias sobre el empleo. Con algunas contradicciones o alternativas que invitan a la reflexión. Hay mucho paro, pero faltan trabajadores en algunos sectores, como en la construcción. La receta que se da, en algunas instancias, para solucionar el problema, se inclina por encomendarse a la inmigración. Otras opiniones, por el contrario, como la del comisario de Empleo de la Unión Europea, propugnan una actuación inteligente con los parados actuales.

El comisario Nicolas Schmit, en la cumbre de celebrada Bilbao sobre seguridad en el trabajo, afirmó que España tiene que invertir en su gente antes de fiar el empleo a la emigración. Sostiene, en este contexto, que además del trabajo personalizado que hay que realizar con los desempleados incluso una solución adicional a la formación, y para hacer más atractivos los puestos sin cubrir podría ser subir los salarios, allí donde se pueda.

Es consciente que nuestro país tiene un  paro juvenil del 30 %, más del doble que la media europea. Considera que la prioridad para España debería ser invertir en esa multitud de jóvenes y desempleados de larga duración. La propuesta incide en dos aspectos importantes. Asume con realismo el tema de la inmigración, de gran preocupación para los Estados europeos, como estamos viendo casi a diario en la prensa, y, por otra parte, pone el acento en un asunto acuciante para nuestro país. El paro es la mayor preocupación de los españoles. Le preocupa a casi la mitad de los ciudadanos, por encima de la inflación y de la pobreza y la desigualdad social.

La inversión que debemos realizar en nuestros desempleados necesita ciertamente muchas actuaciones. No podemos olvidar que el trabajo es una dimensión importantísima en la vida de las personas y que su falta puede originar muchos quebrantos, no siendo el menor la salud mental. En este cometido estamos todos implicados, pero las oficinas de empleo y las políticas de empleo están llamadas a desempeñar un importante papel. Deben reforzarse y reorientarse en número y personal especializado para poder realizar una actuación integral y personalizada en la búsqueda de trabajo, teniendo en cuenta que cada caso es singular y necesita un tratamiento específico.

Estas actuaciones no deben tampoco quedar exclusivamente en manos de cada autonomía, que son las actuales responsables de las políticas de empleo. Deben estar todas las comunidades convenientemente coordinadas en la búsqueda de soluciones constantes e innovadoras, a cuya labor el Gobierno de la nación debe aportar los recursos humanos y materiales necesarios, administrando adecuadamente los fondos y planes de la Unión Europea.

En el contexto actual de grandes transformaciones laborales producidas por los prodigiosos avances en digitalización y robotización, hay que adecuar la formación profesional y universitaria a los nuevos retos, con una mayor coordinación entre los diferentes agentes sociales. Las diversas administraciones públicas, en una acción transversal, deben coordinar sus actuaciones para que los avances tecnológicos y la innovación se transmitan, de forma ágil, a todas las instancias implicadas en el trabajo y repercutan significativamente en la reducción del desempleo.

Garantizar un trabajo digno para los ciudadanos de este país, principalmente para los jóvenes y los más vulnerables, es la mejor garantía de pervivencia y éxito de una sociedad y de una nación.