A Enrique y Meghan, protagonistas de la docuserie del mismo título, les llueven las críticas por la versión que ofrecen en ella de sí mismos. Si te escapas de Buckingham dando un portazo para pedir privacidad y huir de la insoportable presión de la prensa amarilla, resulta complejo reclamar empatía metiendo en casa y en la galería de fotos de tu móvil a las cámaras de Netflix. A su primer episodio le sobran minutos y avanzar más allá requiere mucha convicción.
Puestos a indagar en las intimidades románticas de una pareja, resulta mucho más nutritiva y estimulante Las últimas estrellas de Hollywood, de HBO Max, que hace una profunda reverencia a los actores Paul Newman y Joanne Woodward. La serie tiene como imán la relación entre dos dioses de la pantalla y cuenta, de camino, montones de curiosidades sobre el mundo de los grandes estudios. El tono de respeto y admiración no necesita aspavientos ni grandes titulares. Su director, el actor Ethan Hawke, transmite entusiasmo y lo contagia a las numerosas figuras que participan en su metraje. La docuserie empieza con una reflexión catastrofista que sirve para explicar su título. Estamos asistiendo, sin saberlo, a la muerte del cine. Cada vez consumiremos a nivel doméstico más obras breves, de mayor levedad y menor compromiso intelectual. Por eso cada vez quedan menos estrellas y películas como las de antes.