A saber cuántos políticos duermen como Leo Messi duerme aquí: a pierna suelta y copa agarrada, con el gesto plácido del deber cumplido. Como la imaginación lo puede todo, es posible imaginarse a cualquier político en este lecho, con idéntica postura que el 10 de Argentina y un tatuaje surcando el brazo con la leyenda «Gobernamos contigo» o «Tranquilos, en la próxima legislatura gobernamos». Quién sabe si Alberto Núñez Feijoo duerme acariciando una urna que no le da llegado. Quién sabe si Pedro Sánchez duerme con una mano rozando una Constitución, o lo que él dice que es una Constitución, y resulta que cuando se despierta lo que acaricia es la cabeza bañada en oro de Oriol Junqueras, pero no aparta la mano. Dormir como Leo Messi. Los messiólogos dirán que eso es imposible. Que hasta durmiendo, o haciendo que duerme, como una flecha que hace que camina, Messi mete goles, pero son bonitos e ilusionan. Lo opuesto a todo esto.