
El habitual cainismo que devora a la izquierda, añadido a lo que acertadamente señalaba Lenin —«izquierdismo: enfermedad infantil del comunismo»—, nos ha traído la bronca sobre la ley trans entre PSOE y Podemos, la de Pablo Iglesias contra Yolanda Díaz y la de Pedro Sánchez frente a sus barones a cuenta de la sedición.
La persona que más daño ha hecho a la izquierda en su conjunto en los últimos años se llama Pablo Iglesias. La hemeroteca trae, como si de un bumerán se tratara, ecos del pasado, cuando criticaba el comportamiento de líderes como González y Aznar. Ahora es él mismo quien incurre en aquellos errores, pero multiplicados. El comentario en clara alusión a Yolanda Díaz por no apoyar a su compi Montero, con insultos graves como «miserable», «cobarde» o «estúpida», entronca con lo que señalaba Lenin. Ante las próximas elecciones, el mayor favor que le puede hacer a Podemos, al PSOE y a la izquierda, es hacer mutis por el foro.
¡Si es que no escarmentamos nunca! Menos mal que la derecha nos ha echado un cable y allí tenemos el mismo escenario entre Abascal-Olona en Vox y, en el PP, el clásico Ayuso-Feijoo. Una Ayuso echada al monte, diciendo boutades cada vez que abre la boca y dejando a su líder en problemas. Lo ocurrido con la sanidad de Madrid es de libro de párvulos en política. Recuerda esta situación la acertada reflexión que en su día señalaba Alfonso Guerra —«cuando el enemigo se equivoca hay que dejarle hacer»—, solo que esta vez es bidireccional.
De todas formas haría mal la izquierda en confiar en esta situación y seguir dándose guantazos, o cometiendo torpezas como la de la ley del «solo sí es sí», porque en el 2023 nos jugamos demasiado a nivel municipal y autonómico en mayo, y, probablemente, en diciembre a nivel estatal.
Hay que restañar heridas, recuperar confianzas, excluir a jovenzuelos insensatos, avanzar en la unidad y dejarse de zarandajas, porque el contrincante está ahí y las encuestas le dan mucha fuerza.
La parte infantilista de la izquierda debe madurar para no debilitarla, porque si seguimos metiendo la pata acabaremos regalando el poder a la derecha.