
Nuestras células no están programadas para envejecer, del mismo modo que los automóviles no están programados para estropearse. Pero, los coches se estropean y, casi todos los seres vivos envejecen. El envejecimiento no está programado, pero tampoco está programado para estar joven eternamente. Las células del cáncer no mueren jamás.
Las investigaciones para detener el envejecimiento se desarrollan en dos campos. En el primero se trata de averiguar cómo se pueden eliminar las células senescentes (son aquellas que están muy envejecidas y se cree que son un componente patológico del envejecimiento). En el segundo se estudia la reprogramación celular, que es, en cierto modo, una manera de reinsertar en las células una configuración juvenil de ADN, que también envejece.
En el envejecimiento juegan un papel muy importante: el entorno, la alimentación, el ambiente y la exposición a determinados agentes.
Otras estrategias que se están estudiando son: alargar los telómeros (son los extremos de los cromosomas y son responsables de la estabilidad de las estructuras, de la división celular y del tiempo de vida), aumentar la autofagia (proceso de regeneración por el que las células descomponen y destruyen proteínas viejas, dañadas o anormales), y disminuir el daño oxidativo (podría ser una estrategia útil para potenciar la regeneración celular; el daño oxidativo se produce por radicales libres y por la ausencia de antioxidantes).