¿Es coherente la teoría nazi del origen de los celtas?
OPINIÓN

Recuerdo que el 8 de febrero de 1972 era un día cálido y soleado, el sol entraba por la ventana del aula A de la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid, y yo, como el resto de los alumnos, escuchábamos la clase de Historia de Arte Antiguo del doctor Santaolalla. Nadie presagiaba la tragedia mortal que iba a acontecer en la última clase de arte de dicho profesor. Han pasado muchos años, pero recuerdo la crispación de Santaolalla, que, a través de los cristales coloreados de sus gafas, miraba con dureza a cierta parte del aula. El comienzo de la tragedia aconteció cuando algunos alumnos le criticaron sus repetidas ausencias a clase en las que era sustituido por la señora Bru, no recuerdo si era doctora. El profesor, malhumorado y bastante enfermo, poniéndose de pie, se enfrentó con los alumnos y les indicó, alzando la voz, que su trabajo era estudiar y, según abandonaba el aula, furioso, fue increpado por algunos alumnos. El doctor Santaolalla se volvió muy enfadado contra ellos y aquella situación terminó con el profesor medio sentado en un pupitre cerca de la puerta de salida del aula. Un infarto, del que moriría días después, le había postrado sobre la mesa. También recuerdo que, un mes o dos antes de su muerte, a la entrada del examen trimestral de Arte Antiguo, en el paraninfo de la Facultad, Santaolalla me había censurado, públicamente, con voz airada, por estar estudiando el libro de arte en aquel momento, ya que tenía que haberlo hecho días y meses antes del examen. Considero que en eso tenía razón y también en el suspenso que recibí por no saber suficiente arte antiguo.
Tirando de hemeroteca, y sin desear ofrecer ideas políticas, sabemos que el doctor Santaolalla, hijo de un general de Franco, se forma, entre otros centros académicos, en la Universidad de Bonn (1927-1931), donde conoce el auge del nazismo y la ideología racista de Gustaf Kossina, que considera a los germanos una raza superior. Posteriormente, dicha influencia será aplicada en parte por Santaolalla a los orígenes arios de los visigodos y de los celtas en España, que, parece ser, fue muy del agrado de las corrientes culturales del nazismo en Alemania y España. Himmler, ministro de Hitler, fue conocido de Santaolalla y cuando vino a España estuvo guiado por el profesor español en sus visitas culturales oficiales. La demostración de que los celtas y los visigodos tenían su origen en la raza aria centroeuropea fue una de las ramas de investigación de Santaolalla que tuvimos que estudiar después en colegios y universidades durante toda la época franquista.
Hoy en día, si tuviera lugar mi examen de arte, le diría a mi profesor que yo fui suspendido justamente, pero que las pruebas de ADN y, en especial, las pruebas del haplogrupo R1b del cromosoma Y masculino, indican que todos los españoles lo tenemos, desde los vascos y catalanes, con el 90 % y 80 %, respectivamente, y con una media del 70 % en el resto. Este mismo ADN es mayoritario en irlandeses, galeses y escoceses (90 %) y, sorprendentemente, en ingleses (más del 50 %), pero no en los germanos y centroeuropeos, en los que es minoritario. Consideramos, por todo ello, que ya va siendo hora de estudiar los orígenes españoles y europeos de una forma más coherente, separando lo que es la educación y la cultura de los ideales políticos del momento (véase el libro Los orígenes históricos y culturales de la Unión Europea, editorial Sanz y Torres).