Estrategias, errores y enredos

Erika Jaráiz Gulías
Erika Jaráiz PROFESORA TITULAR DEL DEPARTAMENTO DE CIENCIA POLÍTICA Y SOCIOLOGÍA DE LA UNIVERSIDADE DE SANTIAGO

OPINIÓN

Alejandro Martínez Vélez | EUROPAPRESS

12 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Malo, muy malo ha resultado para Sánchez el mes de diciembre; el tremendo enredo en que se ha metido con las reformas de los delitos de sedición y malversación ha cortado en seco sus expectativas de crecimiento y ha echado por tierra todos los frutos de los aciertos en las políticas públicas contra la crisis y en los sorprendentes debates con Feijoo en el Senado. Todo ese rédito, acumulado en los últimos meses, que incluso hizo dudar a muchos populares sobre la idoneidad de la candidatura de Feijoo, se ha ido por el desagüe en unas pocas semanas en las que el PSOE se ha enredado en el tacticismo para tratar de convencer a sus votantes de una reforma inoportuna como pocas.

No dudo que quien ha planificado los tiempos de la reforma lo ha hecho al amparo de la conocidísima estrategia «año nuevo, vida nueva», con la esperanza de que las fechas navideñas dejaran en el viejo año los efectos negativos de tales acciones, pero la verdad es que ahora toca aguantar el sucesivo goteo de reducción de condenas que provocará la entrada en vigor de la ley. Y estoy segura de que ni el PP ni los medios cercanos perderán oportunidad para mostrar ampliamente a la ciudadanía los efectos concretos de la reforma.

Cuando más débil estaba Feijoo, tras el fracaso de sus cara a cara en el Senado, e incapaz de contraponer medidas a las políticas públicas de Sánchez, avaladas por la UE, el PSOE le ha regalado una nueva pista de despegue al candidato popular, que ha visto cómo en las dos últimas semanas, cuando menos presencia ha tenido, las encuestas le otorgan mejores resultados.

La conclusión de estos últimos tres o cuatro meses es fácil, a Feijoo le basta con los errores de Sánchez, no tiene necesidad de arriesgar, ni de dividir a su electorado en targets, le basta con canalizar las emociones negativas que generan algunas decisiones del Gobierno de Sánchez y hacer de ellas el aglutinador de su electorado, ahí es donde está su verdadera oportunidad.

Pero también sabe que necesita crecer rápido, que si no ha tomado distancia antes de que Sánchez asuma la presidencia del Consejo de la Unión Europea, el 1 de julio, es posible que el actual presidente remonte, por eso son tan importantes los tiempos, y por eso Feijoo ha lanzado con tanta urgencia su campaña.

Es cierto que Sánchez no ha manejado bien los tiempos; se ha precipitado con el paquete de medidas de principios de año, que no han servido para recuperar la confianza de unos ciudadanos, todavía convulsos por las reformas de los dos delitos y por el escándalo del conflicto de poderes; y por otro lado, la sustitución de la rebaja en los carburantes, por una imperceptible rebaja del IVA en los productos básicos y una serie de medidas orientadas exclusivamente a los sectores más vulnerables ha dejado insatisfechas a las clases medias que nuevamente se sienten los paganos de la crisis.

Sánchez sabe que su tiempo vendrá después, pero ahora le toca correr a Feijoo; y cuando uno corre, tropieza, tiene errores, y ahí, en cada tropiezo propio, y en cada zancadilla amiga, también lo esperará Sánchez.