En la mayoría de las ocasiones, la revelación de que no había sido más que un utilitario que había cumplido dignamente con su papel llega mucho tiempo después, cuando la escena del desguace ha dejado de provocar un sollozo para inspirar un leve suspiro y el dolor deja paso al recuerdo bien encajado de que la decisión de no pagar la enésima factura en el taller había sido la correcta.
No me llevo bien con mis ex. Es increíble la dificultad de teclear siete palabras que deberían ser seis, porque el adverbio no cuadra. En realidad, la relación posterior a La Relación no debería llevar adjetivos, simplemente porque es inexistente. Y no pasa nada. A veces se rompen las bujías y también el alma, así que lo mejor es fe en Dios, ferro a fondo y tomar distancia.
Porque antes he amontonado tantísimas letras usando el pegamento de la ira ahora soy capaz de escribir esta pequeña columna a todos los Twingos que me han ido llevando a la siguiente etapa. Lo de Shakira no es nuevo, porque todas hemos estado ahogadas en furia. A todas nos ha tocado un Ford Pinto con ínfulas de Ferrari y hemos estallado igual que el depósito de combustible al descubrir que nos habían vendido una auténtica carraca. Pero lo de Shakira es novedad, porque por fin nos sacudimos una sumisión impuesta para conjurar la rabia.