Cuando era presidente del Gobierno, Mariano Rajoy convirtió en virales varios trabalenguas. Uno de los más recordados fue aquel mítico «Cuanto peor, mejor para todos y cuanto peor para todos, mejor, mejor para mí, el suyo beneficio político». Lo dijo el político pontevedrés en el Congreso en junio del 2017, durante el debate de la fracasada moción de censura de Pablo Iglesias. Y resucitó ayer en Twitter. ¿La razón? La reacción al atentado en Algeciras de los líderes y los simpatizantes del partido político Vox. Aprovecharon el hecho para criminalizar a todos los musulmanes y promocionar teorías de la conspiración importadas de la Francia de Houellebecq: hay un supuesto plan para aniquilar y sustituir a la población blanca y cristiana en España. Y Pedro Sánchez es cómplice.
Hace tiempo que la derecha más extrema, nacionalista y populista se manifiesta incómoda con las buenas noticias sobre la marcha del país. A cambio, muestra su entusiasmo cuando las cosas no van bien. Un «cuanto peor, mejor» elevado a la enésima potencia y envuelto en discursos de odio. Es un extraño y retorcido concepto de patriotismo, que va mucho más allá del legítimo derecho de la oposición a criticar al Gobierno de turno. Cuando te gusta más la Hungría de Orbán que la España plural de las autonomías, debes reconocer que tienes un problema. Y volver a citar a Rajoy. Y proclamar que «It's very difficult todo esto».