En esta visita al mercado de Puente de Vallecas, donde por detalles que no vienen al caso sería extraordinario tropezarse con un profesor asociado de Ciencia Política haciendo la compra —pero es igual, el profesor sigue dirigiendo Podemos desde su retiro en Twitter—, Ione Belarra se detiene, escoltada por su candidato en Madrid y por la portavoz de UP, delante de un puesto de frutas y verduras. Toda la escena queda muy natural. La ministra de Pablo Iglesias se interesa por el género. Al placero le convendría no bajar la guardia. Si andando el tiempo consigue ampliar su negocio y su plantilla, a la señora Belarra se le va a borrar la sonrisa de la cara: donde ahora ve a un esforzado trabajador emergerá el rostro de un capitalista despiadado, quién sabe si argumento suficiente para ordenar que los tanques salgan a la calle. Sí, para qué malgastar la munición en el camarada Vladimir pudiendo dirigir los carros de combate contra los empresarios de este país.