Leí con atención el artículo de La Voz repasando las fórmulas caseras más populares frente al resfriado y la gripe. Estos remedios de la abuela se analizaban sucintamente, finalizando cada argumentación respondiendo a la pregunta de si funcionan o no. Los remedios de las abuelas han pasado de generación en generación sin ningún nivel de evidencia; así, son clásicas las recomendaciones de colocar una moneda en los golpes de la frente para solucionar un chichón o colocar un garbanzo con esparadrapo sobre el ombligo para evitar la hernia umbilical.
En general, la sopa de pollo, las infusiones, el ajo o poner una cebolla en la habitación no deberían ser un problema, sin entrar a valorar su contribución a paliar la sintomatología de los resfriados. Caso aparte merece el utilizar remedios que puedan ser peligrosos, como ocurre en el caso de los vahos con eucalipto, y es aquí donde me quiero detener.
Es verdad que la escasa humedad ambiental puede ser perjudicial para las vías aéreas y cuando están afectadas por un proceso inflamatorio, como el que producen los virus, puede retrasar la recuperación. De todas formas, en Galicia tenemos una humedad ambiental elevada, y es más frecuente la necesidad de indicar deshumidificadores por causas de salud. A pesar de ello, es una recomendación que ocasionalmente se sigue realizando y creo que se debería ser muy cauto en su utilización.
Las escaldaduras son la causa más frecuente de quemaduras en la infancia, la mayoría se producen en el entorno doméstico, y entre estas, un porcentaje no despreciable corresponden a las producidas por la terapia inhaladora con vahos. Todos los años atendemos en el hospital a niños con quemaduras graves por su uso y, en muchas ocasiones, se acompañan de ingresos prolongados, necesidades de cirugía plástica y secuelas estéticas y funcionales.
Teniendo en cuenta su poca contribución a la mejoría y que incluso en niños con procesos de bronquitis o asma pueden empeorar, el cociente riesgo/beneficio de la citada práctica está muy desbalanceado hacia los riesgos. ¿Vahos para el catarro? De entrada, no.