La dama y el vagabundo

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

RAQUEL MANZANARES | EFE

18 feb 2023 . Actualizado a las 09:46 h.

Galgos y podencos, sabuesos y alanos, pointer, labrador y setter son los perros de caza mas utilizados en las jaurías de cazadores españoles. Canes proletarios que en muchos casos sufren abandono e incluso torturas al terminar la campaña, son los vagabundos de la nueva ley de bienestar animal, que los ha excluido de su protección normativa.

En el Reino Unido, las rehalas de la caza del zorro siguen una legislación especifica que regula desde el número de perros que se pueden utilizar —de veinte a treinta parejas— en la persecución del zorro, deporte cruel donde los haya, hasta las condiciones en que deben vivir y ser cuidados, estableciendo incluso cómo deben ser «las camas en las que duermen». Las normas fijan la alimentación y las circunstancias para que en ningún momento, mientras no practican la caza, sufran estrés.

Los perros de raza harrier en su mayoría son en Inglaterra más damas que vagabundos del cuento de Disney que protagonizaron desde los dibujos animados Golfo (Tramp) y Reina (Lady), siguiendo el esquema del relato de Mark Twain, Príncipe y mendigo.

En Francia hay un millón de cazadores registrados que constituyen un importante y muy activo grupo de presión, y en España el número de licencias federativas fue en el 2019 de 335.000, aunque no todos los cazadores federados practican la caza con perros.

Alrededor de 8.500 canes cazadores son abandonados anualmente en España, cifra muy inferior a los 50.000 que denuncian los animalistas, aunque el baile de cifras es muy relativo, según sean las fuentes oficiales del Seprona o los datos que exhiben grupos proteccionistas. Los galgos son los que antes «dejan de ser útiles». ¿Quién protegerá a los canes excluidos del paraíso legal de la nueva normativa? La respuesta está en los cazadores, que tendrán que fijar una normativa que ampare más y mejor a sus jaurías, que suelen estar formadas por entre diez y catorce ejemplares.

La nueva ley de bienestar animal, que antes de su aprobación definitiva en el Senado está siendo muy controvertida y que convierte las anécdotas en categoría, deja fuera de su ámbito las cruentas corridas de toros y demás espectáculos taurinos y penaliza las exhibiciones de animales en los circos, prohibiendo las actuaciones de los «animales salvajes», incluyendo (aunque está confuso) los caballos, la tropa equina que está en el origen ecuestre del espectáculo. Aunque eso es otra historia que poco tiene que ver con La dama y el vagabundo.