«Se lesiona @thibautcourtois, gol en propia de Nacho... El bebé viene de nalgas...». El tuit de un periodista al que incluso los ignorantes en materia de fútbol conocen por la gran pasión que siente y manifiesta por el Real Madrid es toda una crónica del partido contra el Mallorca. En él emplea una expresión muy usada por algunos informadores deportivos, gol en propia. Se trata de un acortamiento de gol en propia meta. En la versión amplia, meta alterna con puerta y portería.
Los goles en propia abundan más en los periódicos deportivos que en los de información general. Unas muestras de la prensa especializada de Madrid y Barcelona: «El absurdo gol en propia que se salta todos los principios del fútbol»; «El gol en propia más surrealista de siempre»; «El francés marcó en propia tras dejar con el pecho el cuero a Ter Stegen sin controlar el toque, que hizo que el balón se colara entre los tres palos». Estos goles suelen ser fruto del infortunio o de la mala praxis de algún jugador, lo que crea desenlaces ridículos y humillantes para los responsables del desastre.
En el uso, esta expresión alterna con el sustantivo autogol, que el Diccionario limita al fútbol y define como «gol que marca un jugador en su propia puerta». El más trágico que se recuerda es el que infligió a su equipo el defensa colombiano Andrés Escobar en el Mundial de Fútbol de 1994. Cuando volvió a su país fue asesinado.
En propia meta es solo una más de un buen número de construcciones de en propio + sustantivo, cuyo uso se documenta desde el año 1300. En ellas, propio se emplea para referirse enfáticamente a la persona o la cosa de que se trata: en propio nombre, en propio jugo, en propio campo... A veces se intercala el posesivo su: en su propio nombre, en su propio jugo, en su propio campo. Quizá la más frecuente de estas construcciones es en propia mano, que se añade, muchas veces como abreviatura, a la dirección en algo que se envía a alguien, desde una carta a un paquete: e. p. m. Se supone que lo que va con esa indicación no debe entregarse más que al destinatario en persona.
Lingüistas solventes consideran que prescindir de meta o puerta tras gol en propia es admisible en el lenguaje coloquial del mundo futbolístico. El peligro será que alguien interprete que se puede explicar en un recetario de cocina cómo se asan las codornices en su propio, o enviar por mensajero a un cliente un sobre para entregar en propia.