Algunos personajes muestran sus diferencias estos días por quítame allá esas tildes, las que deben mantenerse o suprimirse en el adverbio solo y en algunos pronombres demostrativos. Uno de ellos llega a llamar a otro anti-tildista, con un guion que debió de herir al segundo, el presunto antitildista o tildefóbico, pues contraviene lo que prescribe la edición de la Ortografía que coordinó.
El origen de la cosa data de hace casi siglo y medio, concretamente de 1880. La gramática incorporó entonces la tilde para los pronombres demostrativos (este, ese, aquel...) y para el adverbio solo. En el primer caso, decía, «por norma», y en el segundo, «por costumbre». Mediado el siglo XX se estableció que «el adverbio sólo se escribirá con tilde para distinguirlo de solo nombre o adjetivo».
Más tarde, la edición de la Ortografía de 1999 señaló que «cuando quien escribe perciba riesgo de ambigüedad, [la palabra solo] llevará acento ortográfico en su uso adverbial. Ejemplos: Pasaré solo este verano aquí (‘en soledad, sin compañía'). Pasaré sólo este verano aquí (‘solamente, únicamente')». Once años después, la siguiente edición de la OLE, que sigue en vigor, indicaba: «A partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de doble interpretación». Fíjese el lector que el redactor no dice que se prohíbe ese acento, sino que se podrá prescindir de él incluso en los casos en que podría tener alguna utilidad. Aduce las siguientes razones para no emplearlo: es una palabra que no debe llevar acento gráfico según las reglas generales de la acentuación; la tilde diacrítica se justifica para distinguir una voz tónica de una átona, pero estos solo son tónicos; y las posibles ambigüedades son resueltas por el contexto o se pueden evitar fácilmente con algún cambio en la redacción.
El planteamiento de la ortografía del 2010 puso en pie de guerra entonces a muchos de quienes se sentían más cómodos con el uso sistemático del adverbio en la forma sólo, entre ellos escritores de prestigio, algunos con asiento en la Academia.
La cosa volvió a ponerse un poco agria estos días, y amenazó con desplazar incluso la atención pública desde la gresca por la ley del «solo sí es sí». En el pleno de la Academia del pasado día 2 se había acordado volver sobre el conflictivo asunto en la próxima edición del Diccionario panhispánico de dudas. Según unos, la nueva redacción de la norma supone un cambio de criterio. Según los tuits de la RAE, lo aprobado ese día no modifica la doctrina de la ortografía del 2010, sino que se expresa esta de forma más clara.
El más significado de los tildistas escribió tras esas precisiones: «Lamento decir que @RAEinforma, dirigida por un académico anti-tildista, está dando información sesgada e inexacta. Ayer, el pleno de la RAE aprobó una modificación importante. El pleno del próximo jueves será tormentoso». Tele 5 no hubiese precalentado mejor uno de sus realities. A ver qué ocurre este jueves en la Academia.