Saquen sus insensatas manos de nuestras tildes

Tomás García Morán
Tomás García Morán LEJANO OESTE

OPINIÓN

ALBERTO LÓPEZ

La polémica del sólo con tilde y por qué la Real Academia Española debería de ocuparse de cosas más importantes

11 mar 2023 . Actualizado a las 20:08 h.

En todo el mundo es cada vez más común que la opinión pública navegue por asuntos absolutamente insignificantes para la vida del ciudadano común mientras se soslayan los temas mollares o, peor aún, se abordan desde la polarización, la mediocridad o la estulticia. Por suerte, porque eso quiere decir que cada vez hay más lugares en el planeta en el que los niños comen tres veces al día y van a la escuela. Pero no imaginamos a los académicos del idioma ucraniano empantanados en la polémica del sólo ucraniando, sino más bien exiliados o empantanados en el lodo de Bajmut.

Mejor se ocupaba la RAE, de acuerdo con el Instituto Cervantes, el chiringuito de la Marca España y demás teóricos de la pulcritud, de cuidar un poquito más el legado de nuestros antepasados, nuestro gran oro de América, la lengua de Cervantes, Rosalía y Bad Bunny. ¿Cómo es posible, cuando Elon Musk acaba de anunciar Teslas a mitad de precio para dentro de dos años, que Valladolid, uno de los pulmones industriales que nos quedan, la patria leísta del supuesto español neutro, no esté girando su timón económico a toda máquina para convertirse en el Dorado de la enseñanza del idioma? O San Millán de la Cogolla, o León, o Salamanca. Un idioma que pronto será el más hablado en Estados Unidos, de acuerdo a las pirámides poblacionales. Que suena en las discotecas de todas las latitudes. Que se ha convertido en una moda en Netflix, HBO y Disney.

Pero es mucho más cómodo sentar cátedra académica desde la caverna de Platón, prisioneros de sus propias cadenas, mirando sus propias sombras reflejadas en la pared convencidos de que son reales. Platón, las matemáticas, la Atenas extramuros, la primera universidad, la Academia: «Aquí no entra nadie que no sepa geometría».

Y es mucho menos conflictivo sumarse a la ola actual, a la ñoñería del prohibido prohibir, a los niños no hay que decirles que coman la sopa o esto no se toca, da igual las consecuencias que eso tenga en su vida adulta. Señoros viejunos que creen que lo moderno es confundir las bes con las uves, aniquilar las haches, quitarle la eñe al teclado. Insensatas reaccionarias disfrazadas de feministas que quieren enseñar a las mujeres a follar.

La próxima vez que regrese llevaré flores a la tumba de don Jacinto, mi profesor de lengua en EGB. Sabré sin titubear hasta el último aliento que los monosílabos no llevan tilde, salvo si es diacrítica y sirve para diferenciar el te pronombre del té que se bebe. Y me seguirán sangrando los ojos con cada tí. Defenderé con mi vida que todos los verbos que acaban en ger y en gir se escriben con g, salvo tejer y crujir. E imaginaré a don Jacinto removiéndose en la soledad de su tumba con cada sólo adverbio sin tilde.

Llámenme atildado, pero saquen sus insensatas manos de nuestras tildes. Sólo espero que mi oncólogo sea aún demasiado niño y que cuando redacte el informe en el que te juegas la única verdad absoluta vuelva a estar de moda escribir con pulcritud.