Ya está suficientemente alterada la ciudadanía para que Podemos nos venga con su particular guerra entre géneros. Céntrese, señora Montero y compañía. Los hombres, así, en general, no somos ni maltratadores ni violadores ni machistas. ¿Que pueda que haya alguno? Por supuesto. La campaña que desde el Ministerio de Igualdad se está llevando a cabo contra los hombres es tremenda. Todos somos trogloditas que lo único a que aspiramos es a ser atendidos por sumisas mujeres que nos tengan preparado el brandi Soberano, cuando llegamos a casa tras una dura jornada de trabajo.
Señora ministra, las cosas han cambiado mucho en las últimas décadas. Antes de que usted naciera es posible que su discurso tuviese razón de ser, pero hoy en día, no. La inmensa mayoría de los hombres, se reconozcan o no feministas, dan por descontado que los derechos de las mujeres tienen que ser necesariamente iguales a los de ellos.
El problema es que usted y sus correligionarias, si no hablan de los neandertales que seguimos siendo los hombres, de qué van a hablar. Algo tienen que hacer para justificar esos sueldazos.