¿Se puede extender la crisis bancaria a Europa?

Antonio Carrascosa EX DIRECTOR GENERAL DEL FROB Y DIRECTOR DE LA CÁTEDRA EY DE ESTABILIDAD FINANCIERA DE LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA

OPINIÓN

ARND WIEGMANN | REUTERS

01 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras la crisis del Silicon Valley Bank (SVB) en Estados Unidos, las cotizaciones de los bancos europeos se han resentido. La desconfianza de los inversores se ha extendido a este lado del Atlántico, a pesar de la escasísima exposición directa de las entidades europeas a dicho banco. Esa desconfianza, difícilmente explicable con los datos económicos de las entidades, se ha cobrado una víctima en Europa, Credit Suisse (CS). El mercado también ha castigado seriamente a Deutsche Bank, pero en este caso parece claro que eran movimientos especulativos sin mayor recorrido.

Es claro que CS arrastraba problemas serios desde hace un par de años. En el 2021, el banco perdió 5.500 millones de euros por la quiebra del fondo Archegos y unos 1.600 millones en Greensill Capital (pérdidas directas más unas contingencias, en aquel momento, de unos 10.000 millones), sin que sus controles internos de riesgos hubieran identificado pérdidas de valor en las inversiones que estaban financiando ni la elevada concentración que suponían. Además, ha habido en los últimos años multas de la Comisión Europea por formar un cartel en el mercado de divisas, operaciones de blanqueo de capitales y algo muy relevante: desde el 2020 ha habido dos presidentes y tres consejeros delegados. La inestabilidad del banco forzó la aprobación de un plan de reestructuración y una ampliación de capital en octubre del 2022, pero la confianza en ese plan no ha sido mucha, ya que pocos meses después el banco ha sido adquirido, en una extraña fusión, por UBS, el otro gigante suizo.

¿Se puede convertir la crisis de SVB y CS en una crisis más amplia en Europa? Como la fuerte subida de tipos de interés está en el origen de la crisis de SVB, podría pensarse que sí. Esta conclusión es discutible, ya que no todos los bancos tienen una exposición proporcionalmente tan elevada a carteras de renta fija y muchos bancos han gestionado adecuadamente ese riesgo sin un impacto patrimonial significativo. Además, el tratamiento contable de las carteras de renta fija a vencimiento es más exigente en Europa que en EE.UU., lo que facilita una mejor gestión del riesgo de tipo de interés.

La inviabilidad de SVB y CS responde más a factores idiosincráticos que sistémicos. La regulación y supervisión bancarias deben tener como prioridad la identificación temprana de riesgos y su adecuada gestión o cobertura con provisiones por parte de las entidades. Si dicha gestión no la hace la entidad y el supervisor no reacciona enérgicamente, de nada sirve tener, como CS, un capital básico superior al 14 % o cumplir con las exigencias regulatorias de liquidez. Estas medidas básicas de gestión temprana de riesgos no se aplicaron ni en el caso de SVB ni en el de CS: por ejemplo, SVB recibió, en el último año y medio, un fortísimo aumento de depósitos (se duplicó su balance), que fueron canalizados hacia una cartera de bonos hipotecarios y deuda del Estado a largo plazo por más de 90.000 millones de dólares. Por otro lado, CS sufrió una muy significativa pérdida de clientes en los últimos años, lo que se plasmó, durante el 2022, en una retirada masiva de depósitos, unos 160.000 millones de euros (un 40 % de sus depósitos totales).

Si analizamos objetivamente los datos económicos y financieros de la banca europea, no parece que la situación sea preocupante. En el tercer trimestre del 2022 la ratio de capital básico de la banca europea (un 15 %) superaba ampliamente la exigida por el regulador; su rentabilidad sobre el capital está en un máximo desde hace unos diez años; su ratio de eficiencia es positiva (en torno a un 61 %); y su nivel de morosidad está en mínimos de los diez últimos años (1,8 %). Con estas métricas, es muy improbable que afrontemos una crisis en Europa como la sufrido en el 2008. La inestabilidad financiera está volviendo estos días a nuestras vidas. Tras unas semanas turbulentas, la situación es ahora más estable. Aunque algunos movimientos especulativos pueden aparecer recurrentemente, parece claro que los bancos europeos pueden afrontar dicha inestabilidad desde una posición de fortaleza.