La sonrisa de Yolanda Díaz

OPINIÓN

El presentador Jorge Javier Vázquez, con Yolanda Díaz.
El presentador Jorge Javier Vázquez, con Yolanda Díaz. Alejandro Martínez Vélez | EUROPAPRESS

18 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Entre las cuestiones que abordó Évole en la entrevista con Yolanda Díaz está su sonrisa. Una sonrisa que, en opinión de Maruja Torres, es tan excesiva que le provoca la necesidad de quebrarla. «No para hacerle daño sino para hablar de una cosa sin empatía. Me gustaría que dejara de sonreír un rato», le propuso Maruja. Sorprende que a alguien se le niegue eso que en principio es una virtud, un talante, un gesto de cercanía y positividad. Pero lo cierto es que ese exceso de proximidad de Yolanda se le ha vuelto en contra. La sonrisa exagerada, la afectuosidad excesiva y la interpelación constante al entrevistado (dejé de contar las veces que lo llamaba Jordi porque atosigaba) han revuelto una imagen que la vicepresidenta ha modelado de manera exquisita. Una mujer que presume de sumar, de no insultar, de negociar hasta el último segundo y de darse hasta el final flaquea, a los ojos de algunos, por esas formas que, si se multiplican exponencialmente, pueden generar rechazo. Yolanda se ha encumbrado como una política de sonrisa eterna, de tenaz alegría, de cercano diálogo, y en cambio, se le achaca que por esa gestualidad intensa roce una pose que ahora llega a sonar falsa. Una imagen perfecta que no acaba de cuajar del todo cuando se la tiene delante. Ese arquetipo de tía guay que todo lo entiende y lo encaja, a algunos, por lo que se ve, no les cuela.