Los partidos tienen asumidas las primarias como método para la elección de candidatos, sea en asamblea, convención o internet. Las primarias no son ganadas por líderes sociales, sino por líderes orgánicos, quienes controlan los censos. Tienen un efecto placebo sobre la militancia, que prefiere la votación a la aclamación, aunque, si no queda otra, asume la aclamación o la nominación. No está demostrado que, mediante votación primaria de la militancia o aclamación asamblearia, se escojan mejores líderes que mediante nominación digital, la clásica designación a dedo.
Pablo Iglesias designó con su dedo a Yolanda Díaz. Casi todos asumieron dicha designación como idónea. Pasado el tiempo, con Pablo fuera del Gobierno, en segundo plano político, y con Yolanda apuntalando al Gobierno, en primera línea política, ambos reniegan de aquella designación. Yolanda confiesa que se enteró por un vídeo y que estuvo a punto de dimitir; Pablo reconoce que se equivocó y pone las primarias como condición para sumarse al nuevo proyecto.
Pablo exige a Yolanda que firme un documento de asunción de primarias abiertas para configurar las listas de las elecciones generales. Yolanda no rechaza las primarias, pero rechaza las tutelas. Advierte que no es solo cuestión entre ambos, sino que habría que acordarlo con los demás partidos integrados en el proyecto, lo cual convendría hacer, en todo caso, después de las próximas municipales y autonómicas, ya que ningún partido está hoy con las listas de las generales.
Antes, el dedo de Dios era cosa de la derecha, de la mano derecha (Dextera Domini), e indicaba tanto la protección divina como la legitimación de un poder. Encontramos la imagen icónica del dedo de Dios en los frescos que cubren la bóveda de la Capilla Sixtina. Si Miguel Ángel, en vez de pintarlos en el Renacimiento, los hubiese pintado en estos tiempos, quizá Adán habría sido sustituido por Eva, aunque la interpretación habría sido la misma. El Creador extiende su dedo al máximo, pero la criatura contrae el suyo. El Creador puede acercarse a la criatura, pero esta no puede tocarle. El Creador designa, pero la criatura decide. Se trata de una alegoría sobre el poder omnímodo y el libre albedrío. Alguno se cree que tiene el dedo de Dios. No consta que Dios haya sido elegido en primarias.