
Si el presidente del camarote de los hermanos Marx hubiese entrado antes de ayer en el Congreso con una túnica blanca, barba y melenita, tal y como nos pintó al Mesías aquella famosa opera rock
Si el presidente del camarote de los hermanos Marx hubiese entrado antes de ayer en el Congreso con una túnica blanca, barba y melenita, tal y como nos pintó al Mesías aquella famosa opera rock