Que vivimos en una sociedad hipócrita, al menos en Occidente, está suficientemente demostrado. Esa evidencia ha resultado ser aún mayor en todo lo referente a la guerra actual en Europa. Que los conflictos bélicos son de lo peor que le puede ocurrir a la humanidad podemos coincidir de manera unánime. Que en ellas sale el monstruo que todos llevamos dentro para perpetrar barbaridades como en Buchan, también.
¿Cómo es posible que personas, en este caso soldados, de manera individual o colectiva, parece ser que sin órdenes de sus superiores para hacerlo, cometan semejantes atrocidades, esa brutalidad?
Según todos los indicios aportados por los expertos en comportamiento humano durante las guerras, puede ser por ansias de venganza por sentirse vencidos, o por la frustración y el odio que acumulan estas situaciones.
¿Si en vez de ser rusos hubieran sido ucranianos habría sido diferente? ¿Y si fueran yanquis, ingleses, franceses o españoles?
Por la experiencia histórica en momentos parecidos, parece que la respuesta sería negativa.
En el caso de los primeros, no hay nada más que estudiar su comportamiento en guerras que provocaron en Vietnam, Irak, Afganistán, Siria… O los ingleses en la India, o nosotros en América Latina.
Por no referirnos a cómo miran y miraron hacia otro lado por hechos similares en Palestina, Yemen, o el Sáhara, y anteriormente en Chile y Argentina.
La historia del mundo está llena de canalladas como la de Buchan y canallas como Putin, muchas con el silencio cómplice e hipócrita de quienes ahora se escandalizan.
La guerra produce locura, incluso al propio Zelenski, al que hemos subido al altar y ahora se permite decirnos todo lo que debemos hacer. Enviar armas, dirigir nuestras empresas y el futuro de nuestros países, incluso socializar el sufrimiento.
La cuestión no es que Ucrania tenga armas cada vez más letales, sino que ambos, Rusia y ellos, dejen de utilizar las ya existentes. No es matar cada vez más rusos, sino cada vez menos, hasta llegar a ninguno de ambos bandos. Esa debe ser la verdadera misión internacional; una misión de paz, por la paz y para la paz. Solo y exclusivamente eso. Porque solo hablamos de cómo darle la vuelta a la guerra con más guerra y la paz es la gran olvidada.
Recuperemos el sentido común que pasa por la lucha por conseguir la paz en este terrible conflicto. Veremos...