Hablando de nuestra economía, nos dicen que España no solo se ha convertido en una de las pocas sorpresas positivas, sino que ya somos «una excepción en la economía mundial». ¿Es así? Cuesta entenderlo, cierto, pero al parecer —y según un reciente informe de Fondo Monetario Internacional (FMI)— este es un hecho incontestable, que se resume en la realidad de que España es ya una de las pocas naciones en las que se están revisando al alza las perspectivas de crecimiento.
Es verdad que enseguida surge la advertencia: hay que mantener las subidas de tipos para contener la inflación, lo cual implica una contracción económica. Porque la inflación se ha revelado mucho más pegajosa de lo que se creía. Y la decisión de los bancos centrales es difícil, porque si quieren contener los precios tienen que dañar la economía…
Tras el descenso del 11,3 % en el 2020 a causa de la crisis derivada del covid-19, la economía española creció en el 2022 un 5 %, superando todas las previsiones del Gobierno, del Banco de España y del FMI. Lo cual quiere decir que la economía española estuvo aguantando bien, a pesar del escenario de incertidumbre marcado por la guerra de Ucrania y la escalada de precios. Esto se debió esencialmente al incremento del consumo privado y de la inversión, superior al 4 %.
Si los datos que se nos ofrecen son correctos —y deben de serlo en todo caso—, podríamos estar ante un horizonte prometedor y sostenible, capaz de situarnos ante perspectivas halagüeñas, siempre a cambio de que no se descarrile el tren económico ahora en marcha. Si todo sucede tal como cabe esperar, sería razonable alzar la bandera de las buenas expectativas, sin abandonar la vigilancia sobre el contexto económico internacional, en el que deberemos seguir abriendo nuevos cauces. Porque solo de este modo seguiremos manteniendo un crecimiento sostenido… ¿Son hipótesis? Sí, también son hipótesis, pero basadas en datos acreditados por la realidad en la que estamos, expectantes, pero con referencias acreditadas. Ahora toca esperar y ver. Porque casi siempre se cumplen las expectativas razonables, pero no está de más vigilar nuestros propios pasos en un contexto general favorable, pero no libre de vaivenes o sobresaltos.