Acaba de llegar a Netflix Maixabel. Siempre es un gustazo ver a dos grandes de la pantalla como Blanca Portillo y Luis Tosar, sustentando una obra basada en hechos reales y que, por momentos, hace que se abran las heridas del pasado. Ambos protagonistas son capaces de llevarte a los dos lados de la trinchera, el de las víctimas y el de los verdugos, sin ningún conflicto. Llegas incluso a sentir lástima de Ibon Etxezarreta que ejecutaba la orden de matar sin cuestionar y que echaba a suertes quién apretaba el gatillo. Lo de menos era la persona a la que había que apuntar ese día, lo único que importaba era cumplir con una organización sanguinaria, que cometió más de 850 asesinatos en nuestro país. Pero a Ibon la culpa lo liberó de su tormento. Y a Maixabel Lasa, viuda de Juan María Jáuregui, la liberó el perdón. La reconciliación con los verdugos de su marido le permitió dejar de vivir en el dolor. Ella nos ha dado la mayor lección de humanidad de la historia de este país. Y gracias a Icíar Bollaín podemos recordar un episodio tan excepcional, como es mirar a los ojos y sin rencor a las personas que mataron a sangre fría a tu marido. Pero también sin dramatismo, con una emoción contenida, que lo hace más auténtico. Tras verla, no puedo dejar de pensar que este mundo necesita muchas más Maixabel, capaces de perdonar, y muchos más Ibon Etxezarreta, capaces de pedir perdón.