Salarios frente a beneficios

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

JAVIER LIZÓN | EFE

03 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Antes de que se caliente aún más el otoño, que bastante caluroso viene con el aumento de temperaturas y la sequía, convendría que se serenasen los ánimos y se impusiera el diálogo y la cordura. Porque nada se logra agitando el debate, sin argumentos ni razones y obcecándose, cuando la realidad muestra otro escenario. Las huelgas y movilizaciones a la vuelta del verano, por el bloqueo de los convenios colectivos, van a perjudicar tanto a trabajadores como a empresas, y de ahí que lo ideal sería evitarlas.

Y eso se hace atendiendo a las peticiones de mejoras salariales. Y alcanzando un equilibrio. Se reclama una subida del 4,5 % y del 3,75 % para este año y el próximo con una cláusula de revisión que tenga en cuenta la inflación y los beneficios empresariales. Nada del otro mundo. Ya que la inflación, esa con la que nos desayunamos todos los días, está causando estragos irrecuperables en las economías familiares.

Porque, mientras el pasado año los salarios subieron un 2,8 %, la inflación lo hizo el 8,4 %, con la gravedad de que en los alimentos se disparó hasta rozar el 17 %. No hay que ser matemático para saber lo que esto supone. De los 38 países de la OCDE, solo hay ocho en los que el salario real de los trabajadores cayera más que el español. Y el Banco de España, que no es precisamente bolivariano, constató que los beneficios empresariales crecieron siete veces más que los salarios. Otro par de datos. El trabajador gallego perdió casi 700 euros de poder adquisitivo en dos años. Y hoy, su poder de compra es un 7,6 % inferior al del 2010. Aclarando, hoy tiene bastante menos capacidad de compra que hace trece años.

Cierto que las empresas son el gran patrimonio de cualquier país. El mecanismo para la creación de empleo, del progreso económico y del bienestar social. Pero también, y no menos, lo es la clase trabajadora. Y por eso resulta difícil de entender la situación a la que se ha llegado después de alcanzar el acuerdo para la reforma laboral y los pactos sociales durante la pandemia, que posibilitaron los ERTE.

Quedan abiertos para mejores tiempos otros debates, como la precariedad, reducción de jornada, teletrabajo, paro y asuntos no menos importantes para patronal y trabajadores. Pero ahora mismo es prioritario hacer frente a este tsunami de inflación que padecemos y que está llevando a decenas de miles de familias a la ruina, a sufrir penurias y, como le ocurre al 26 % de ciudadanos, tener que saltarse alguna de las comidas diarias por no poder hacer frente a ese gasto.

Lo llamativo de la situación es que el Banco de España asegura que, incluso con una subida salarial del 13 % hasta el 2024, las empresas mantendrían su rentabilidad. Porque trasladaron el encarecimiento de los costes a los precios de venta, mejorando o manteniendo su rentabilidad.

Por eso es tan difícil entender ciertas posturas. A no ser que escondan intereses electorales. Que pudiera.