«¿No se dan cuenta de que todos los gallegos hablan castellano, pero no todos los que vivimos en Galicia hablamos gallego?»

OPINIÓN

Voy a votar y no hablo gallego
Es difícil creer que en tiempos de inclusión las personas que no hablamos gallego seamos excluidas. Aunque nací en Galicia, nunca viví en España excepto durante los últimos tres años. De casualidad llegué a San Cosme de Barreiros. He recorrido el mundo pero he vuelto. La comunidad me fascina y he decidido establecerme aquí. El sábado pasado alguien tocó a mi puerta y me entregó unos panfletos acerca de las elecciones municipales. Son las primeras elecciones a las que iré a votar en persona y no por correo.
Mi sorpresa llega cuando compruebo que todo el panfleto está en gallego... ¿No se dan cuenta de que todos los gallegos hablan castellano, pero no todos los que vivimos en Galicia hablamos gallego? No tengo nada en contra de hablar otro idioma. Yo lo hago. Solo que no voy por ahí hablando en un idioma donde podrían no entenderme. Considero que, por lo menos, la publicidad que distribuyen los partidos debería tener una sinopsis en castellano pensando en aquellos que no hemos aprendido gallego desde pequeños. Igual no es difícil comprender el documento cuando lo lees, pero no me gustaría entender alguna idea importante de manera equivocada. Pedro E. García. San Cosme de Barreiros.
No eres una mujer, eres una leona
Me sorprende la idea de perspectiva de género que tienen muchas mujeres. Y no solo por la sociedad, sino por ellas mismas. De boca de una de mis compañeras, escuché: «Ya estamos viejas». ¿Cómo que estamos viejas con 35 años? No me extraña que con 50 seamos invisibles. Muchas mujeres aún tenemos sueños que cumplir y estamos dispuestas a seguir luchando. Hay que seguir luchando por los derechos fundamentales, creciendo en igualdad, y en tener más autonomía y libertad en todos los aspectos de la vida. La mujer no es la débil, que es lo que decía el diccionario de la RAE hasta el 2017, sino más bien todo lo contrario. La naturaleza nos hizo diferentes biológicamente. Las leonas no solo alimentan a sus crías, sino que son las que salen a cazar. La única diferencia es que, en la raza humana, la hembra no es la que come primero. La naturaleza es sabia y, por suerte, eso también está cambiando. Ahora somos más que unas «leonas» que cuidan de los cachorros. Concluyendo, nos queda mucho camino que recorrer. La sociedad actual confunde ciertos conceptos y se minimizan ciertas actitudes sobre perspectiva y roles. La consecuencia es que se encierra a la sociedad a tener ideas equivocadas. Por ello es tan necesario un pacto social e institucional que permita cambiar la perspectiva de género a través de la educación. Fátima Oñate.
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