Quedan siete días para votar. Nos creemos que elegimos solo a la alcaldesa o al alcalde, pero es mucho más lo que está en juego. No hablo de las supuestas primarias entre Sánchez y Feijoo, que también. O de las ganas que tiene Ayuso, ganas de Madrid y de Moncloa. Me refiero al pastón de las cuatro diputaciones gallegas. Según lo que saquen los partidos tendremos vuelco o no en los organismos provinciales, esos que manejan un auténtico tesoro.
En la política de la cercanía, hay muchas farolas, planes de empleos, ayudas sociales que dependerán de los que sean elegidos, tras los cálculos ponderados, presidentes de las diputaciones, reyes de la provincia. Casi nada.
Sondaxe nos ha ido contado día a día en las páginas de La Voz de Galicia cómo está en la lucha en las ciudades. Vigo y Pontevedra parecen más decantadas que una botella de vino en una cata. Abel Caballero y Lores siguen fuertes. Ourense es el polvorín en el que Jácome se siente cómodo para que le salgan sus números imposibles, a pesar de los pesares. Así está el sur urbano.
Al norte, un Bugallo sin fuelle aguantará en Santiago con la respiración asistida de un bipartito o incluso un tripartito. En A Coruña, algo parecido. Miguel Lorenzo, del PP, e Inés Rey, del PSOE, se disputan el primer puesto, pero un primer puesto que sirve para la honra y para la diputación, según sean los números. La pinza siempre favorece a Inés. Mucho exigirá Ana Pontón por esas pinzas. Es en Ferrol y en Lugo donde la carrera está competida de verdad, como nos viene contando Sondaxe. Es ahí donde el bastón de mando pueden cambiar de manos.
Que Caballero y Lores tengan los deberes hechos por su marcado perfil de personajes entregados a sus ciudades y a sus ciudadanos demuestra que vivimos en una sociedad que no compra los perfiles de políticos sosos, solo gestores. Los políticos sin estridencias como Bugallo o Mato, que trabajan sin hacer ruido, no pitan en la era de los móviles. O eres carne de meme para bien o para mal o no existes. Es terrible, pero es así. El político gestor pasó a mejor vida. Hay que aportar algo más: un poco de espectáculo. Ya sean las luces de navidad o la pelea contra Ence. Los jóvenes que se incorporan a votar en estos comicios descienden directamente del móvil y únicamente entienden ese lenguaje abrupto de las redes sociales.
Si Candia y José Manuel Rey relevan a Lara Méndez y a Ángel Mato en Lugo y Ferrol, harán más posible todavía una batalla por las diputaciones digna de Juego de Tronos. No se defienden solo alcaldías. Está en juego la probable repetición de los socialistas Valentín González Formoso y Tomé al frente de las provincias coruñesa y lucense. También podría estar en el aire la Diputación de Ourense, todo muy volátil. La única que parece firme, si hay goleada en Vigo, es la de Pontevedra, en la que repetiría Carmela Silva. No es tema menor esa disputa por los palacios de las diputaciones, unos organismos que nacieron con las Cortes de Cádiz y que desaparecieron y aparecieron como el Guadiana hasta que en el 1833 ya se quedaron con nosotros. Las calculadoras del PP, del PSOE y del BNG están estresadas con las ansiadas huchas provinciales.