«Veo que estáis un poco creciditos»

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Alberto Núñez Feijoo ha destacado tras votar que «cuanto más claro sea el voto, cuanto más contundente sea el voto, cuanto más determinante sea el voto, las urnas se impondrán a cualquier tipo de consideración posterior». El presidente del PP votó en el madrileño colegio Ramiro de Maeztu, centro donde estudió el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
Alberto Núñez Feijoo ha destacado tras votar que «cuanto más claro sea el voto, cuanto más contundente sea el voto, cuanto más determinante sea el voto, las urnas se impondrán a cualquier tipo de consideración posterior». El presidente del PP votó en el madrileño colegio Ramiro de Maeztu, centro donde estudió el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez Matias Chiofalo | EUROPAPRESS

30 may 2023 . Actualizado a las 10:21 h.

La frase la dijo Mourinho tras llegar a Coruña para la vuelta de la semifinal de la Champions entre el Dépor y el Oporto. El empate a ceros de la ida parecía un billete de avión a la final para los deportivistas. Pero Mourinho, tan resistente como Sánchez, soltó aquella mítica advertencia: «Veo que estáis un poco creciditos». El Oporto ganó en Riazor 0-1 con un penalti injusto y luego fue campeón. Arsenio podría haber repetido su lamento: «Nos lo quitaron de los fuciños».

Feijoo sabe a lo que me refiero. No debe escuchar a los aduladores ni a las sirenas. En España hay mucho antisanchismo, corajudo, pero hay también mucho sanchismo. Ya sé que las extrapolación de unas municipales a unas generales, o de unas autonómicas —donde las hubo— a unas generales, no son matemática pura, pero en ambos casos las cifras dicen que el PP, incluso con Vox, queda lejos de la mayoría absoluta.

Es cierto que los cambios de ciclo en política no suelen errar y, aunque los números no salgan, la deriva del voto apunta hacia un relevo en Moncloa. Han sido muchas afrentas seguidas las de Sánchez. Nunca pactaré con Podemos. Nunca pactaré con Bildu. Nunca pactaré...

Lo de Bildu en las listas fue muy duro en la reciente campaña. Hay una inmensa España moderada que no quiere un país así. Pero tengo la sensación de que se está enterrando al resistente Sánchez antes de tiempo. Almeida diciendo a voz en grito desde el balcón de Génova, el sitio menos objetivo del mundo, que lo que pasa en Madrid resuena en toda España. Eso no es así. Nunca ha sido así. España es muy diversa. El ombligo de Madrid sigue sin entenderlo.

Dice otra moderada, Cayetana Álvarez de Toledo, que Sánchez convocando elecciones ha tomado «la primera decisión responsable de su carrera política y la última». ¿Está tan fuera de foco Sánchez? No lo creo.

Convoca elecciones porque, a la desesperada, cree que hay todavía partido. Aspira a empujar a que Podemos y Yolanda se avengan en diez días a ir juntos para no provocar un nuevo desastre con la multiplicación de listas, que solo trae reducción de diputados. Y, sobre todo, quiere volver a seducir al medio millón de votos que perdió el domingo. Decirles que él ha sido el presidente de las crisis, el covid, la guerra de Ucrania, y que ha hecho lo que ha podido. Insistir en que la economía repunta. Para ello, no parará con que el rival no es Feijoo, al que siempre ha menospreciado. Su sucesor será la ultraderecha. Ese va a ser el estribillo. Cada vez que haya un acuerdo autonómico o local PP-Vox en las próximas semanas, escucharemos lo de que viene la España negra.

Feijoo tiene mucho que pedalear. La confianza es debilidad. Sentenció que España ha dicho basta ya al sanchismo. Puede ser. Pero tiene que ratificarlo el 23 de julio en las urnas. Por no hablar de los debates televisivos, donde Sánchez ya ha demostrado que es implacable. El cambio de ciclo existe, pero estamos enterrando a un muerto muy vivo. Por eso ha convocado elecciones. Son su bala de plata.