Aquella nueva política

OPINIÓN

Rafael Bastante | EUROPAPRESS

11 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Diciembre del 2015. Cara a cara electoral entre Pedro Sánchez y Mariano Rajoy. Un debate duro. Sánchez escupe a su adversario que es «indecente» y el popular le responde que es una afirmación ruiz (sic), mezquina y miserable. Pablo Iglesias y Albert Rivera son dos espectadores que inclinan su pulgar en el circo romano. «Es un epílogo, el final de una época, con dos candidatos atrapados en el pasado», dice Iglesias. «Ha sido el último debate del bipartidismo, la vieja política se ha dado la mano para salvar al soldado Sánchez», apunta Rivera. La nueva política. Ha pasado menos de una década y se cae de vieja. Escisiones, puñaladas, peleas por los sillones, guerra por las listas, falta de autocrítica… Pecados y contradicciones que recuerdan al PSOE y al PP. En aquel mismo año, el 2015, Iglesias decía: «No quiero que cenizos políticos, no quiero que dirigentes de Izquierda Unida se acerquen a nosotros. Presentaos a las elecciones, pero dejadnos en paz». La bandera roja, para IU; el pueblo y la victoria para Podemos. Esa superioridad moral. Ese «o conmigo o contra mí». Ese san Juan constante en el que se quema todo lo anterior. Ahora, las puertas de la muralla las abren y cierran otros, que han decidido que Irene Montero se queda fuera. Ella misma debería haber dimitido tras el fiasco de la ley del «solo sí es sí». Pero ya se sabe que cualquiera que cuestione una norma o una declaración proveniente de este ministerio es un agente de la ultraderecha. Cavaron una zanja inmensa para su trinchera. Y Sumar viene a decirles que salir de ahí es más costoso que quedarse. Ione Belarra dejó claro que hay divorcios más amistosos que el matrimonio con Yolanda Díaz.