Limitar vuelos: ¿amenaza para Galicia?

OPINIÓN

Imagen del panel de llegadas en el aeropuerto de Lavacolla
Imagen del panel de llegadas en el aeropuerto de Lavacolla PACO RODRÍGUEZ

14 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Dentro del sector del transporte de la Unión Europea, la aviación es la segunda fuente de emisión de gases de efecto invernadero, por detrás de la carretera, generando el 13 % de las emisiones del sector. En un contexto de emergencia climática y de reformulación de todas las actividades humanas para conseguir un crecimiento sostenible, se está planteando la limitación del uso del avión para aquellos itinerarios en los que exista una alternativa más eficiente desde el punto de vista energético. Es en este contexto en el que se plantea la limitación de las conexiones aéreas de corto alcance, en los casos en que exista una conexión ferroviaria que pueda competir con ella. Países de nuestro entorno ya han comenzado a dar pasos en esa dirección, por lo que en Galicia deberíamos preocuparnos respecto de nuestro posicionamiento ante el referido escenario.

A día de hoy las conexiones ferroviarias con Madrid de nuestras tres ciudades que cuentan con aeropuerto, permiten realizar el itinerario en 4 horas y 16 minutos, en el caso de Vigo; 3 horas y 30 minutos para A Coruña y 3 horas en el caso de Santiago de Compostela (tiempos de viaje más rápidos). Estamos, sin duda, ante tiempos competitivos que han posibilitado incrementar la movilidad de las personas entre Galicia y el resto de España, aumentado de forma notable el número de usuarios del ferrocarril en detrimento del avión. No obstante, en las circunstancias actuales, la limitación de las conexiones aéreas de corto alcance, y especialmente las que existen con Madrid, ocasionaría un notable perjuicio a Galicia, puesto que los referidos tiempos de conexión aún no compiten con la hora escasa que dura el viaje en avión, que además ofrece horarios más atractivos para los desplazamientos empresariales que buscan aprovechar la jornada en la capital de España. Si a esta circunstancia añadimos la dificultad en la conexión entre medios diferentes, en el caso de que un usuario del ferrocarril necesite acceder a un vuelo intercontinental, así como el coste de los billetes de ferrocarril, que no es extraño que superen el de los billetes de avión, como consecuencia de la ausencia de competencia frente a la oferta del operador dominante, podemos concluir que para que Galicia no se vea perjudicada por la limitación, o eventual penalización, de las conexiones aéreas de corto alcance, es imprescindible que se implante la verdadera y completa conexión de alta velocidad de nuestras ciudades, con el despliegue de los trenes Avril y la resolución de los problemas ligados a la existencia de diferentes anchos de vía, que se abra a la competencia la línea del noroeste para poder disfrutar de una rebaja de las tarifas, como ocurre en los corredores de Cataluña y Levante y, por último, que se lleve a cabo la conexión de Barajas con la red de alta velocidad, para facilitar la intermodalidad. Con el cumplimiento de, al menos, estas tres condiciones, se posibilitará que Galicia evite añadir, a nuestra larga lista de agravios en materia de comunicaciones, uno más.