Los expertos señalan la importancia de beber agua a diario. El organismo necesita mantener su hidratación para funcionar adecuadamente, pero tampoco hay que exagerar el consumo. Nuestro cuerpo es agua en un alto porcentaje y debemos reponerla para mantener esa proporción. Los alimentos la contienen y su metabolismo, además de nutrirnos, nos hidrata. Aún así, el agua es un alimento indispensable: sacia la sed, contribuye a una alimentación saludable, hidrata el organismo y elimina las impurezas.
Si analiza la etiqueta de las aguas envasadas, verá que su composición química es diferente. Ninguna aporta calorías y no sabe a nada. El agua mineral natural es pura desde su origen, sin tratamientos químicos o microbiológicos, mantiene constante su contenido en minerales y oligoelementos y se envasa tal como mana de la fuente natural de la que se obtiene.
El agua con gas presenta ventajas. Las burbujas son beneficiosas para las digestiones pesadas, pues estimulan la secreción de jugos gástricos y colaboran en la disolución de las piedras del riñón. Como inconvenientes, puede resultar inadecuada para personas con acidez de estómago, flatulencia o hernia de hiato. Aproveche cualquier momento para beber: antes del desayuno, con el café de la mañana, con la tapa del mediodía o en el trabajo, por ejemplo. También puede beber infusiones o zumos naturales con agua, añadir cubitos de hielo a su bebida, cocinar caldos vegetales para aprovechar las vitaminas de las verduras o caldos de carne ricos en proteínas.
Los hipertensos deben ser cuidadosos con el contenido de sodio. Quienes padecen problemas renales y forman piedras con facilidad deben elegir un agua con un contenido en calcio bajo. Los niños no saben indicar que tienen sed y los adultos deben estar pendientes. Enseñarles a beber agua y educarles en la necesidad de consumirla en cualquier momento es fundamental.