En la prensa del pasado lunes leímos títulos como estos: «Los nuevos “juniors de oro” del baloncesto español», «Estos fueron los 12 Júniors de Oro originales», «Un futuro esplendoroso: así son los nuevos “Júniors de Oro” de nuestro baloncesto».
La voz junior ya se empleaba en el castellano del siglo XIII. Poco después se habla, por ejemplo, de Plinio junior o Plinio el junior para referirse al que hoy llamamos Plinio el Joven. Y Juan de Pineda escribe en 1589 de junio que «se dice ansí de los juniores o jóvenes». Sin embargo, esa palabra no entró en un diccionario hasta 1787, cuando el de Esteban de Terreros y Pando registra junior, sin tilde, así como yunior. De ambos dice: «Lo mismo que moderno».
El de la Academia le sigue pronto, en 1803, con esta definición: «Entre los monjes es el que después de haber profesado está aun sujeto á la enseñanza y obediencia del maestro de novicios». Y a partir de 1837 lo tilda, júnior. La forma yunior la mantuvieron algunas obras en el siglo XIX, aunque en el DRAE no llegó a entrar.
En el Diccionario coexisten hoy junior, que se pronuncia [juniór] y júnior. El primero y su femenino, juniora, se aplican a los religiosos que siguen formándose después del noviciado, y el segundo tiene cuatro acepciones: pospuesto al nombre de una persona, la distingue de un pariente de más edad con el mismo nombre, normalmente el padre; de un deportista indica que es de una categoría inferior a las del sénior, y es también el inferior en categoría y experiencia a quienes desempeñan la misma profesión o cargo.
Estos nuevos sentidos con los que se emplea júnior y la revitalización del viejo término español son relativamente recientes y se deben a la influencia del inglés junior, que sigue dejando su huella. Por una parte, de él procede la tendencia generalizada a la pronunciación anglicada de júnior, [yúnior], cuando debe hacerse a la española, articulando la j- inicial como lo que es, una jota, [júnior]. La segunda herencia del inglés, que ponen de manifiesto los titulares periodísticos que recogíamos al principio, es el plural formado añadiendo una -s (júniors), cuando las palabras españolas terminadas en -r lo hacen con la adición de -es: júniores.
La Ortografía del 2010 no rechazaba la adaptación del inglés junior como yúnior, pero las academias del español han optado por júnior, aunque, por lo que se ve, de momento con poco éxito.