El de la mochila azul

Pedro Armas
Pedro Armas A MEDIA VOZ

OPINIÓN

Fernando Sánchez | EUROPAPRESS

02 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

A principios de los ochenta, Pedrito Fernández cantaba La de la mochila azul, sobre sus tribulaciones con una compañera del colegio, una niña de ojitos dormilones que le traía a mal traer. Cuatro décadas después, Feijoo insinuaba la posibilidad de acabar con las tribulaciones de los trabajadores importando la mochila azul, en origen la mochila austríaca. Aunque lo hacía cantando bajito para que no se notase que desafinaba, la música sonaba bien a ciertos empresarios y mal a otros.

A pesar de que hay distintos diseños de mochila y distintas opiniones de expertos, la mochila trae en el fondo el abaratamiento del despido de quienes tienen contrato indefinido. La empresa aporta mensualmente, en diferido, cantidades aún por determinar a una cuenta de ahorro del trabajador, de donde percibe la indemnización en caso de despido. Si se jubila y quedan fondos en la cuenta, puede completar con ellos su pensión. En el sistema actual asume lo costes del despido la empresa que despide. Con la mochila azul, se socializan los gastos por despido y todas las empresas, obligadas a esas aportaciones a cuenta, incrementan los costes laborales.

Se vende como positiva la posibilidad de que el trabajador cambie de empresa llevándose la mochila, pero en la práctica solo lo hacen algunos de los más cualificados y mejor pagados. Las limitaciones de las aportaciones graduales y los desembolsos menores en el momento del despido acaban por animar a ciertos empresarios que recurren a menudo al mismo, sobre todo al despido improcedente. Se premia a los partidarios de la rotación laboral y se castiga a los partidarios de la estabilidad. El coste del despido pierde su carácter disuasorio. El despido pasa a ser la primera medida de ajuste, descartando las medidas de flexibilidad interna (función, jornada, salario).

Para contrarrestar el éxito de la ministra de Trabajo, y por ende del Gobierno, en materia de contratación y estabilidad laboral, Feijoo y sus socios tanto hablaban de mochila única como de contrato único y de España única, como si esos conceptos cupiesen en la mochila austríaca. Por ahora, la mochila se queda tirada en un rincón, porque no va a gobernar el de la mochila azul.