El animalista de mascota, que dice ser ecologista, pero no está dispuesto a aplicarse pautas de consumo respetuosas con el medio ambiente o a implicarse como activista en defensa del ecosistema, considera cruel la caza. Miguel Delibes le habría dicho: «Lo que hay que preguntarse no es si la caza es cruel o no lo es, sino qué procedimientos de caza son admisibles y qué otros no lo son».
La Xunta ha declarado la emergencia cinegética, la guerra al jabalí. Se pone al mando de las operaciones y da por hecho que los cazadores son su milicia. Habla de superpoblación sin disponer de un censo de jabalíes vivos; sí de ejemplares muertos. Superpoblación en demografía no indica una alta población absoluta, sino su relación con el territorio y los recursos. No se sabe si hay desproporción entre jabalíes y recursos naturales, pero pueden propagar la peste porcina, destrozan muchos recursos agrarios (cultivos, lindes) o urbanos (parques, jardines) y, sobre todo, suponen un peligro para el tráfico.
Esta tercera emergencia cinegética, transitoria, permitirá cazar, durante el otoño-invierno, un número ilimitado de piezas, priorizando, a diferencia de las cacerías convencionales, la eliminación de hembras y crías, autorizando el empleo de visores y detectores electrónicos, permitiendo la instalación de cebaderos para engañar a las presas y de jaulas para capturarlas vivas. Los humanos invaden el hábitat de los jabalíes y viceversa.
Aumentados los días de caza y reducidos los trámites, mientras las administraciones autonómica y local se echan en cara competencias sobre fauna, maleza o basura, los cazadores, que son cada vez menos, no disponen de mucho más tiempo para echarse al monte; los animalistas tachan estas medidas de contraproducentes, pues van a incentivar el adelanto de las camadas, y proponen otras no letales, como vallar mejor parques y carreteras o plantar jardines xerófilos; los agricultores piden que se agilicen los pagos de indemnizaciones debidas a daños causados por jabalíes; los de la Federación Rural Galega critican la emergencia por electoralista… Ya decía Bismarck: «En ninguna parte se miente tanto como después de la caza y antes de las elecciones».