Elon Musk, el mayor accionista de Tesla y propietario de la red social Twitter (ahora X), dice creer que nos estamos dirigiendo «hacia la Tercera Guerra Mundial con una decisión tonta tras otra», y ha advertido que el conflicto de Oriente Medio se puede extender y convertirse en un conflicto global «como sucedió con la I Guerra Mundial».
Según Musk, la que sería la III Guerra Mundial «es un riesgo a nivel de civilización del que es posible que no nos recuperemos», porque EE.UU. no cuenta con el referente de poder que solía tener. Así, la III Guerra Mundial representaría «una alianza de superpotencias en la que una no puede derrotar fácilmente a la otra». Una visión que parece coincidir con la del expresidente estadounidense Donald Trump, quien ha señalado que algunos de los que «acaban de atacar Israel son personas que entran en nuestro país por decenas y miles. Estamos en grave riesgo de tener la III Guerra Mundial, y eso será la aniquilación del mundo. Esto es algo real».
Según la visión pesimista de Musk, «una combinación de Rusia, China e Irán debe ser vista como muy fuerte con respecto a Occidente», porque «la base de la guerra es la economía y en primer lugar la producción industrial». Y ha añadido con extraña preocupación que «las personas que están lo bastante locas como para pensar que pueden cambiar el mundo son las que lo hacen». ¿Acaso él no es una de ellas?
En realidad, son los conflictos entre Rusia y Ucrania, entre Palestina e Israel y el riesgo de una desavenencia mayor entre China y Taiwán los que alimentan las preguntas acerca de hacia dónde está encaminando sus pasos nuestro mundo. La preocupación parece estar justificada, pero no así el pesimismo que manifiestan algunos líderes.
Está claro que los conflictos no aportan el sosiego necesario para evitar que puedan degenerar en guerras brutales. Israel no debiera seguir bombardeando la Franja de Gaza porque es una crueldad innecesaria y peligrosa que puede provocar la movilización del mundo árabe. Tampoco debiera continuar la guerra Ucrania-Rusia, y muchos otros conflictos «menores» debieran de ser atajados por carecer de sentido. Es por esta vía por la única que es seguro que no estallará una III Guerra Mundial.