Las mañanas son para la gran mayoría la hora de los madrugones y las prisas, razón que justifica que las audiencias en televisión anden siempre menguadas. Tomarse el primer café viendo las noticias es un pequeño lujo que pocos pueden permitirse. Pero incluso en esos reductos de la programación con los que muchos no conectan jamás puede cimentarse el éxito de una cadena. La escalada que TVE experimenta en los últimos meses al colocarse por delante de Telecinco, y por detrás de Antena 3, puede explicarse por muchos factores, pero uno de ellos es el éxito de La hora de La 1. Después de años sepultada por el rodillo implacable de Ana Rosa Quintana y de Espejo público, la cadena pública ha conseguido levantar cabeza y presentar una digna competencia con el informativo impecable que conducen Silvia Intxaurrondo y Marc Sala. El espacio de TVE no se queda rezagado frente al magacín de Susanna Griso y el matinal de Telecinco La mirada crítica.
Todos ellos representan, cada uno a su manera, una aproximación ortodoxa a la actualidad y la política. Pero desde hace cinco años el amanecer más rentable de la televisión es el del humor y la evasión de Aruseros, cada mañana de 7 a 11 en La Sexta. Cerró la pasada temporada con récord y liderazgo indiscutible y afronta de igual modo la actual, como rey imparable de las mañanas.