Ramón García, el alma de los cristales grabados
Con la fórmula de considerar la empresa como una familia y mimetizar el grabado del dibujo en el brillo del vidrio, salió a la luz una persona con nombre propio, Ramón García Sande (Moncho), que falleció el 6 de noviembre. Nació en el rural gallego, al que siempre llevó en su alma y en su recuerdo (caminos embarrados, prados y vacas...), pero se trasladó a la ciudad de A Coruña, donde cursó estudios en la Escuela de Artes y Oficios.
Sus inicios en el mundo profesional fueron de la mano con la situación del país, en un proceso intenso de industrialización. Compaginó varios empleos, y en la Vidriería Hércules especializó en el grabado del vidrio. En el año 1976 contrajo matrimonio con el amor de su vida, Emilia Mira; al año siguiente llegó su primer hijo y estableció taller por cuenta propia. Al poco tiempo se incorporó a la empresa su hermano, Luciano, y juntos formaron un equipo en el que, paso a paso, fueron dibujando la siguiente pincelada aprovechando el reflejo del espejo para matear su andadura profesional. Del taller de la Sagrada Familia se trasladaron al barrio de la Torre.
Fue en 1989 cuando ese taller nace en forma de sociedad denominada Grabados y Cristalería Moncho, en el Polígono de A Grela Bens. A lo largo de su etapa profesional salen obras que han dejado huella: los grabados del emblemático Kiosco Alfonso o los de la Casa de las Ciencias, en A Coruña, o algunos de los del Hostal de los Reyes Católicos, en Santiago. Obra de él también son los acristalamientos de galerías en la Marina —incluida la restauración de la galería con vidrios soplados de colores—, y las instalaciones en diferentes puntos de la geografía española de casinos, joyerías y entidades bancarias. En su recorrido realiza muchas de las colaboraciones con estudios de arquitectura, decoradores, banca, hostelería, constructoras, reformistas, centros comerciales… Sin duda, supo adaptarse a los tiempos y las técnicas más antiguas dieron paso a otras más modernas en el decorado del vidrio. Ramón García nos dejó un legado que nos aporta una muestra de esfuerzo, compromiso, actitud y profesionalidad. Supo así crear una gran familia dentro y fuera de la empresa. Alberto García. A Coruña.