Una tilde más que dudosa

Francisco Ríos Álvarez
francisco ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

25 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando tienen dudas sobre cómo se escribe una palabra, muchas personas recurren a un diccionario. Según el que elijan o el que tengan al alcance de la mano, pueden encontrar una respuesta que choque con las de otros. Es el desconcertante caso de la voz tedeum, que da nombre a un cántico religioso de acción de gracias y al acto litúrgico donde se entona.

Mientras los nombres de algunas oraciones tomados de las palabras iniciales de estas se escriben con mayúscula inicial, como Yo confieso, otros formados por el mismo procedimiento o solo con la primera palabra se han lexicalizado y han pasado a escribirse con minúscula y a tener flexión de número: dos padrenuestros, un avemaría, el credo. Entre estos nombres aparece tedeum, formado con las primeras palabras de ese himno en latín, Te Deum (A ti, Dios), cuya autoría de atribuye al obispo dacio Aniceto de Remesiana, en el siglo IV.

Al incorporar un sustantivo al léxico español, debe ajustarse a la ortografía de esta lengua. La única duda puede ser si este término, que se pronuncia [tedéum], ha de llevar acento gráfico o no. De acuerdo con la norma en vigor, no le corresponde la tilde, pues la secuencia -eu- es aquí un diptongo, por lo que esta es una palabra aguda, y al terminar en -m no debe tildarse.

Sin acento gráfico aparece hoy en el diccionario usual y en el de dudas de la Academia, entre otros. Con tilde, tedéum, es la única forma que registra el excelente Diccionario del español actual, de Seco, Andrés y Ramos. ¿Quizá porque trata de dar cuenta de un uso real, aunque no ajustado a la norma? Su elección choca además con el multieditado diccionario de dudas del primero de sus autores, que escribe tedeum. La forma tildada aparece también en el diccionario de español puesto en internet por Larousse, editora del Diccionario general de la lengua española, que Vox publicó en el 2006 y que registra tedeum.

La voz de marras no ha gozado de gran estabilidad en el diccionario de la Academia, en el que entró en 1817 como tedeum. En la edición de 1832 apareció con tilde, que perdió en 1852, recuperó en 1869 y ya conservó hasta 1992. La actual forma, con acento gráfico, se mantiene desde el 2001. A ver si de esta se asienta, aunque entre escritores y en los periódicos parece predominar tedéum.