Galicia se la juega en la reforma del sistema de financiación autonómica
OPINIÓN
Galicia se juega mucho con relación a la reforma del sistema de financiación de las comunidades autónomas. Desde luego no le interesa tener un sistema de concierto, como sucede en el País Vasco o Navarra, al no ser un territorio con un nivel de renta y potencial fiscal que recomiende esta opción. Tampoco le conviene la extensión del sistema de concierto a otras comunidades, ya que esto provocaría una reducción de los flujos fiscales que benefician a Galicia.
Además, Galicia debe liderar la defensa del retorno a la nivelación de todos los servicios descentralizados. Esta es la única forma de conseguir la equidad a nivel nacional, al mismo tiempo que posibilita que la autonomía política y el autogobierno sean compatibles con la capacidad para la prestación de servicios públicos similares en todo el territorio nacional si el esfuerzo fiscal es similar.
Galicia debe también defender el planteamiento de que las balanzas fiscales no son la clave de bóveda de la financiación autonómica, puesto que no explican el verdadero funcionamiento del sistema. Además, utilizar las balanzas fiscales para exigir más recursos puede acabar con el principio de equidad presente en el actual sistema.
Desde la Xunta debe señalarse que no es conveniente un modelo de financiación que sobrepondere variables; eso sucede por ejemplo con la de superficie, en la que perderíamos claramente capacidad de financiación, algo que figura en la última propuesta del Ministerio de Hacienda y Función Pública. Lo mismo se debe señalar con relación a los costes fijos de los servicios, de forma que la cuantía a introducir debe ser igual para todas las autonomías y no solo para aquellas con menos población. Limitar esta compensación a las menos pobladas introduciría un sesgo difícilmente justificable y, desde luego, perjudicaría claramente a Galicia.
El Gobierno gallego debería defender la no condonación de la deuda autonómica. Perdonar la deuda supondría un incentivo perverso y unos agravios comparativos difícilmente justificables; desde luego no vale el argumento de la infrafinanciación para justificar este comportamiento. En cambio, sí que sería razonable que las comunidades más endeudadas pudiesen ampliar los plazos de devolución y/o tipos de interés más reducidos para la devolución. Este debe ser el camino y no acuerdos bilaterales que solo van a satisfacer a las partes firmantes y no son para nada justos con aquellas regiones que sí hicieron los deberes en materia de ajuste fiscal. Finalmente, Galicia debería recomendar reformular las reglas de reparto del Fondo de Compensación Interterritorial; las actuales han quedado obsoletas y para nada cumplen con los objetivos perseguidos.