No es el porno lo primero que niños y jóvenes buscan en internet. Es el porno el primero que los busca y los encuentra sorpresivamente. No hay filtro parental capaz de contener una producción de millones de páginas, con millones de imágenes, vídeos, memes y stickers, que impactan en su curiosidad y su explosión hormonal. Generación porno es la docuserie que ni las madres ni los padres querrían tener que ver, pero constituye una manera honesta de asomarse sin mojigatería al mundo de los jóvenes. Tiene cuatro capítulos, ya emitidos en varias televisiones autonómicas y desde este jueves disponibles en Prime Video.
Cuatro familias con hijos adolescentes explican sin tabúes ante las cámaras cómo se enfrentan al aluvión de imágenes sexuales que ven en sus teléfonos. Ellos mantienen en pantalla la conversación, incómoda para algunos, que debería producirse en cada hogar. Sus testimonios sin prejuicios sustentan las palabras de expertos y terapeutas. Advierten de que existe una generación de niños que han tenido en el porno, gratuito y desbordante, su principal referente sexual y que uno de cada cuatro chicos españoles habrá visto entre 1.000 y 5.000 horas antes de los veinte años, algo que, en ocasiones, puede influir en sus relaciones personales. Propone mitigar sus clichés y conceptos hablando de ello abiertamente, como hacen aquí sus protagonistas.