El filósofo Byung Chul Han en un ensayo sobre las consecuencias de la desaparición de los ritos afirma que, los rituales, como acciones simbólicas, crean una comunidad sin comunicación, son significantes que sin transmitir nada permiten que una colectividad reconozca en ellos sus señas de identidad; un ejemplo claro lo tenemos en el ritual navideño que acabamos de vivir. Sin embargo, lo que predomina hoy es una comunicación sin comunidad debido al debilitamiento de los rituales sociales y la expansión de las comunicaciones.
En el mundo contemporáneo, donde la fluidez de la comunicación es un imperativo, los ritos se perciben como algo prescindible. Para Byung Chul Han, su progresiva desaparición acarrea el desgaste de la comunidad y la desorientación del individuo.
Hace más de tres décadas, el médico Juan Rof Carballo tras hacer un catálogo de las calamidades culturales de nuestro tiempo, encontró indicios de explicación en el fenómeno de la aparición de las, entonces, incipientes redes de comunicación.
La psiquiatría y la psicología ya conocían el valor terapéutico de los grupos, las terapias grupal o el psicodrama son práctica cotidiana en el quehacer de los terapeutas. Los grupos terapéuticos igual que otros muchos grupos como los políticos, los clubes, las sociedades, los deportivos o musicales, siempre se conforman en torno a una red afectiva. La urdimbre afectiva es capital en el desarrollo psíquico humano durante los primeros años de vida y cuando nos socializamos, sea con la familia o los amigos.
El actual fenómeno de las redes sociales sin otro objetivo que la comunicación anónima hace pensar que la función de estos grupos es la de reparar el debilitamiento de urdimbre afectiva que sufre la familia y la sociedad actual en general. Vivimos en un contexto en el que se explotan las emociones y se pierden los afectos.
Las redes no crean ni afirman identidad alguna, la multiculturalidad y los nacionalismos tiene mucho que ver a la hora de que los rituales específicos de las culturas se difuminen; la perdida de los ritos conlleva la pérdida de la identidad y, cuando perdemos la identidad, nos desorientamos sin saber muy bien de dónde venimos y hacia dónde vamos..
Y así estamos, comunicándonos compulsivamente y como decía Quevedo: «Andando solitario entre la gente buscando, solamente, ser amado». Esa necesidad de «me gustas» que muestran los jóvenes que exponen su vida en la red TikTok o Instagram son un ejemplo de la carencia o dificultad de urdimbre afectiva en general.
La vida líquida, en todos los aspectos, no favorece el desarrollo afectivo, más bien prescinde de él, lo que se plasma en el aumento de cursos de gestión emocional y grupos terapéuticos dónde aprender a reconstruir las carencias afectivas.